El Gran Descanso se descubrió hace ya muchos años y nació en el siglo XIX, cuando los viajeros ingleses que hacían la ruta de los barcos de vapor a Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, supieron casi por casualidad la isla que tenía, como el resto del Archipiélago, los mejores inviernos de Europa.

 

Fue entonces, en la mitad de ese siglo, cuando Gran Canaria comenzó a convertirse en un importante destino de salud al que acudían viajeros de media Europa provenientes de mil ciudades distintas, buscando un clima estable prácticamente los doce meses del año. De esta manera, europeos llegados de todas partes tomaban baños de aguas medicinales en los antiguos balnearios de Azuaje y los Berrazales, en la comarca norte de la Isla.

 

 

Esta fórmula de descanso no ha dejado, desde entonces, de adaptarse a los tiempos y a la demanda de los clientes en cada época. Una fórmula que continúa pues Gran Canaria no deja de reinventar nuevas maneras de ofrecer unas óptimas vacaciones de salud al viajero.

 

Por eso, un siglo y medio después, el visitante encuentra un abanico enorme de centros de Spa & Wellness, la atención de grandes especialistas en el campo de la salud y los últimos tratamientos en el campo de la belleza y el bienestar.

 

La experiencia de años como destino de salud, los métodos más avanzados y las más modernas instalaciones de spa y talasoterapia se mezclan en Gran Canaria con un clima suave y un mar de playas.