El paisaje de La Geria impresiona tanto que cuesta entender cómo unos hombres solos fueron capaces de crear con sus manos este salón de tapices en medio de un mar de lava. Imaginar lo que se trabajó en esos hoyos, lo que se escarbó para hacer posible el milagro sólo provoca un efecto en todo aquel que se detiene ante este territorio recubierto de picón: admiración.

 

Ya la Unesco cuando concedió a la isla la distinción de Reserva Mundial de la Biosfera, en octubre de 1993, -hace 20 años- valoró de forma positiva la apuesta decidida de los habitantes de Lanzarote por la conservación de un modelo de intervención territorial agrícola con paisajes creados por el hombre y que son únicos en el mundo. Ante la adversidad de un clima seco, y el acoso de las erupciones volcánicas que cubrieron gran parte de su territorio, entre 1730 y 1736, el campesino lanzaroteño tuvo que hacer frente a esta realidad y transformar la isla en un gran milagro. Solamente es preciso mirar la magnífica obra que representa La Geria como la mejor muestra que conjuga el desarrollo, la cultura y la sostenibilidad.

 

Tal vez por estos méritos, ahora se da un paso más y este espacio agrícola y volcánico ha sido elegido, primero por el Parlamento de Canarias y después refrendado por el Senado como la única candidatura que representará a España en el premio que concede la Unión Europea al mejor paisaje europeo de 2013, y que se decidirá este verano en Estrasburgo. La Geria deberá competir contra otros 17 espacios por este galardón. Cada Comunidad autónoma solo pudo presentar ante el Ministerio de Educación y Cultura una única opción.

 

La Geria ya había obtenido desde octubre el apoyo del Parlamento de Canarias, que suscribió una declaración institucional a favor de esta candidatura. La propuesta fue impulsada desde el Consorcio para la Defensa y Promoción del Espacio de La Geria y la Consejería de Agricultura del Cabildo de Lanzarote. Finalmente, La Geria se convirtió en la única candidata a recibir este honorable título. Desde el Cabildo han mostrado su satisfacción por que este territorio agrícola y de especial belleza paisajística y patrimonial haya alcanzado una representación nacional.

 

Y a la hora de reconocer méritos no se duda en agradecer a los agricultores y al sector vitivinícola y bodeguero de la isla su lucha diaria y constante por mantener vivo este paisaje. La Geria se corresponde con la mayor zona vitivinícola de Lanzarote. Un espacio agrícola que fue declarado Parque Natural en 1987, y posteriormente reclasificado como Paisaje Protegido. El motivo de esta protección consiste en tratar de mantener de forma inalterable este paisaje agrario típico y exclusivo de esta isla. Las reiteradas erupciones volcánicas que se produjeron en Lanzarote en el siglo XVIII, y que dieron lugar a la formación de Timanfaya, cubrieron amplias zonas del centro de la isla de cenizas (rofe) y otros materiales como el picón. Finalizados estos periodos eruptivos, los campesinos pudieron observar que las plantas que habían sobrevivido a los ríos de lava que inundaron aquel territorio crecían sin mayor problema, incluso con más fuerza que en otros lugares.

 

Sobre todo la vid y otros árboles frutales como higueras parecían adaptarse de manera extraordinaria a este espacio. Precisamente ese manto de rofe había logrado mantener un grado de hidratación de la tierra inusual en una isla tan seca. Y esta fue la razón por la que los campesinos decidieron llevar sus cultivos a este territorio en apariencia inhóspito con suelos cubiertos de material volcánico y azotado por fuertes vientos. Entonces, con enorme trabajo deciden inventarse una nueva técnica, una nueva manera de extraer de aquella tierra toda la riqueza que escondía en su interior.

 

Excavan hoyos de unos seis metros de diámetro y unos dos metros de profundidad hasta llegar a la parte fértil. Sobre esta zona plantan fundamentalmente vid. Con el material extraído forman medias lunas y además protegen esta pequeña plantación con muros hechos de piedra de volcán, y así de una manera tan imaginativa cuidan toda la formación y de paso libran a la parra del fuerte viento.

 

El picón o rofe, en Lanzarote se utiliza especialmente esta última denominación, tiene la capacidad de mantener la temperatura del suelo constante y además retiene la humedad de las escasas lluvias o del rocío y no permite que se evapore, así con este tipo de técnica se logra que el terreno se mantenga con la humedad suficiente para que resulte favorable al crecimiento de la vid.

 

El resultado final no sólo resultó todo un éxito, a tenor de las enormes cantidades de uva que se recogían, sino que transformó toda la zona centro de la isla en uno de los parajes más espectaculares y únicos que se habían visto. Junto a los conos volcánicos que aparecen rodeando La Geria puede verse una amplia extensión de hoyos formando medias lunas, orientados a sotavento, y dentro de esa hendidura negra, rodeada de negro picón, aparecen como destellos verdes, las hojas de las parras que pueblan las fincas.

 

Esta particular manera de cultivar no sólo se convirtió en la forma más audaz de enfrentarse a la naturaleza, al entorno, y hacerlo de forma sostenible, sino que le dio al paisaje un atractivo absolutamente cautivador. Los miles de turistas que cruzan Lanzarote en su ruta habitual entre el norte y el sur no pueden evitar una muestra de asombro cuando atraviesan La Geria. Además, cada vez son más las bodegas que se han asentado en la zona. Destacando la calidad de los vinos dulces malvasía, que han ganado premios y fama a nivel internacional. De aquella época en la que casi cada agricultor, que disponía de un pequeño terrenito, tenía su pequeña cosecha de uvas, se ha pasado a nombres de reconocidas bodegas.

 

Desde el Cabildo y el Consejo Regulador de los Vinos de Lanzarote se está fomentando no sólo la difusión de estos caldos, sino que los visitantes descubran la forma y manera en la que el vino que se produce viene de un paisaje tan carismático. Su elección como mejor paisaje europeo del 2013 tal vez sirva para dar un nuevo impulso a las demandas y mejoras que precisa este lugar, y que tanto trabajo y sudor costó al hombre del campo, volcado en lograr que en mitad de una tierra bañada por ríos de lava pudiera darse la más espectacular de las producciones agrícolas.

 

Por Concha de Ganzo