Existe en una de las bandas del barranco de Gáldar una gorda lengua de toba volcánica de nombre Cuevas del Patronato, que guarda un abigarrado grupo de huecos excavados por los canarios allá en sus siglos y que son perfectamente visibles desde la carretera del norte rumbo a Agaete, a unos 500 metros lineales de Cueva Pintada.

 

Lo endeble del material permitió a aquellos arquitectos de la piedra entrar hasta casi el fondo de la formación geológica creando enormes cavidades, que entran en el catálogo de las mayores de la isla. Unas con varias salas, otras con recovecos múltiples, aquellas con unas especies de alacenas, y por acá unos silos para el grano en un todo entramado que podría haber constituido un barrio propio en una Agáldar que de la isla fue capital principal.

 

Pero Cuevas del Patronato, no obstante su lugar estratégico, su monumentalidad y potencial no tienen buena suerte. Declaradas Bien de Interés Cultural en 1993, y calificadas expresamente por el Gobierno de Canarias como yacimiento de extraordinario interés, nunca se ha excavado, y mucho menos protegido.

 

Es más. Mejor protegerse en caso de visita. En el suelo de las grandes estancias se suceden las platinas para el consumo de heroína, los indicios de que aquello ahora mismo ejerce de retrete, y unos piojos y pulgas que quedan allí en dimensiones de cardúmenes.

 

Hay que invitar a un consumidor a que se retire para tomar unas imágenes sin que salga retratado, algo a lo que accede amablemente tras recoger sus bártulos, algo que incluye su propia dentadura. Según otro habitante de fortuna de Cuevas del Patronato toda aquella basura en cantidades industriales, "la trajo el viento". Es, con mucho, uno de los yacimientos de Gran Canaria en peor estado de revista y ello a pesar de que la última limpieza a fondo encargada por el Cabildo se ejecutó apenas hace un mes y medio. Pero este nuevo ´uso´ del conjunto es el último de una cadena que se iniciaría en la época prehispánica, tal y como atestiguan los restos arqueológicos depositados en el Museo Canario y que seguirían tras la irrupción de los europeos, convirtiendo algunas de sus salas en cumplidos aljibes para las fincas anexas, y como domicilio hasta bien entrado el siglo XX. Aún hoy una de ellas tiene esta última función aunque en un estado de total insalubridad, por lo que se hallan muy transformadas.

 

Además fueron propiedad del Patronato del Convento de San Bernardo, a las que deben el nombre, una toponimia ´sepultada´ por la más reciente Facaracas, denominación que según Jorge Onrubia Pintado, profesor de Prehistoria y director del programa de investigaciones de Cueva Pintada está "perfectamente localizado en la zona de Fagajesto", y no allí.

 

Según Onrubia la confusión se inicia cuando se quiso interpretar el contenido de la crónica de Abreu Galindo sobre Gumidafe y Andamana, origen del linaje de los guanartemes y que ubica el nacimiento del primero en las "partes de Gáldar", como un lugar pegado a la ciudad, cuando según Onrubia -"y en esto mi opinión es cerrada", subraya- Gáldar tal como hoy es fue en su momento una enorme zona que abarca de cumbre a costa y no solo la urbe en sí. Y existe constancia documental de que hasta al menos el siglo XVIII Facaracas se encuentra en Fagajesto.

 

Pero la nomenclatura sí que no esconde el potencial de Cuevas del Patronato, si se atiende a los precedentes. El conjunto, al igual que Cueva Pintada, se encuentra pegado a unas fincas de plataneras cuyo relleno puede estar actuando de ´tupergüé´ en el que se conservan sus posibles riquezas, como en su momento también aparecieron en el yacimiento vecino en prácticamente las mismas circunstancias. Onrubia recuerda que cuando comenzaron las prospecciones en el hoy museo pocos podían imaginar lo posteriormente encontrado. Allí todo comenzó cuando en esos terrenos dedicados a la cochinilla, cuando tras remover sus tierras en 1873 José Ramos Orihuela se colaba por el techo de una oquedad descubriendo las pinturas geométricas de la Cueva Pintada. Y Agáldar era mucho más de lo que hoy asoma a la vista. El cronista Antonio Cedeño y a la sazón uno de los conquistadores que llegaban a la isla con el general Juan Rejón, escribía que las mejores construcciones de Gran Canaria estaban en la ciudad de Los Caballeros, como la casa del propio Guanarteme, "aforrada de tablones de tea puestos éstos muy juntos y pintados por encima que parecía todo una pieza", añadiendo que además "de las casas dichas tenían otras moradas en cuevas que labraban muy bien y las pintaban de colores". No menos relevante es la aparición en distintas cuevas de Gran Canaria, también artificiales como las del Patronato, según apunta Onrubia, en la que han aparecido "centenares de cuerpos", lo que, entre una cosa y otra hacen del yacimiento aún no investigado un arcano en potencia. Mientras, los desprendimientos están haciendo mella en el la formación, acrecentado por los riegos y por el uso ´clandestino´ r. De ahí que Onrubia crea imprescindible su protección y una prospección en toda regla.