Baila aunque lo suyo no es el baile, y ni siquiera cree que está bailando, pero sí. Hagan la prueba. Me refiero a los hombres y mujeres del tiempo. Cuando se ponen ante el caro plasma del mapa, empieza el meneo. Y así hasta que termina la información sobre las isobaras, el anticiclón, la gota, la entrada de la borrasca o el inminente descenso de las temperaturas que nos dejará tiesos el fin de semana. Si como espectador se pone ante la pantalla en plan normal, es decir, con el volumen dado para escuchar lo que dice el que dé esa información no hay nada raro, todo parece lógico, armónico. Pero haga la prueba. Quítele el volumen al aparato. Hágame caso, compruébelo un día. Entenderá mejor lo que digo. El hombre, la mujer que tiene enfrente, le parecerá que ha entrado en trance, que se mueve como llevado por un vals y sólo le falta ponerse el tutú.

Uno de los maestros en esto del baile, el movimiento, la carrerilla hacia la punta del mapa para señalar con el dedo el lugar exacto de las descargas, la genuflexión y la cara de permanente asombro con los ojos muy abiertos es el incomparable Roberto Brasero, que da la información del tiempo en Antena 3. Pero los más jóvenes tampoco escapan a la ley no escrita de la meteorología televisiva. Hay uno que se lleva la corona de laurel. Y está en La Sexta, y no me refiero a Alberto Herrera, que en 'Más vale tarde' informa del tiempo, pero sin mucho espacio para la danza ya que, además del modesto mapa, tiene de contenedor a Mamen Mendizábal, que suele compartir espacio en ese rinconcillo. Hablo del asturiano Adrián Cordero. Es un crack. Yo a veces le quito el volumen al aparato por si el apuesto joven se decide al fin con el 'plié' y el 'relevé'.