De aquí no salimos con vida. Ya veremos si podemos seguir con el programa. Lo que se nos viene encima es muy fuerte. Pero la libertad y la denuncia de los malos se alza por encima de cualquier consideración.

Vaya, me dije, Todo es mentira va a por todas con el asunto este de 'Las cloacas del periodismo'. El programa vespertino de Cuatro parece que se está asentando haciendo de la política su foco de atención, y los colaboradores, de la mano de Risto Mejide, funcionan, con Marta Flich, Elsa Ruiz, Antonio Castelo y Miguel Lago. Perfecto. Perfectos. Buen ritmo, buen pellizco.

La semana pasada, al más puro estilo Sálvame -recordemos que la productora, La fábrica de la tele, es la misma de ambos formatos- empezó a promocionar el programa sobre el fango periodístico cada tarde, y cada tarde usaba la técnica del cebo -como en Sálvame- para llamar la atención. El no va más de la investigación, trabajo que al fin se emitió, con la muletilla de Todo es mentira especial, el domingo por la noche, frente a lo de Ana Pastor en La Sexta - no sé qué me pasa, doctor, pero mi fascinación por la periodista se hace añicos, ¿es grave?-. Bien.

De nuevo, La fábrica de la tele hizo de las suyas. Creó unas expectativas que no se correspondieron con lo emitido. De investigación sobre las cloacas del periodismo, nada. El esqueleto del programa fue la entrevista con David Jiménez, ex director de El Mundo, hablando de su libro sobre las presiones, chanchullos, amenazas, y vínculos que existen entre las élites periodísticas y las políticas o económicas. En fin, nada que no se supiera. Se mencionó al comisario Villarejo, a Inda, a Alfonso Rojo, pero no, no se ha investigado nada. El programa sobre las cloacas del periodismo sigue por hacerse.