Los próximos 20 y 22 de enero la Diputación del Común organiza, con la colaboración de La Provincia y El Día, dos jornadas online sobre Mediación. Se trata de una actividad incluida en el Proyecto DEMOS, cofinanciado con fondos FEDER en el marco del Programa Interreg MAC 2014-2021.

El miércoles de 20 de enero tendrá lugar a las 17 horas la primera jornada con la intervención del adjunto primero de la Diputación del Común, Felipe Afonso El Jaber, la presidenta de GEMME–Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación en España, Rosalía Fernández; la mediadora y miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Las Palmas, Saro Medina y el decano del Colegio Oficial de la Psicología de Las Palmas, Francisco Sánchez; la decana del Colegio Oficial de Trabajo Social de Las Palmas, Laura Monroy y la responsable del servicio de Mediación de la Cámara de Comercio de Gran Canaria.

El viernes 22 de enero a las 17 horas, la segunda jornada con la intervención de El Jaber y Fernández; el decano del Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Niederleyner; el miembro del Colegio Oficial de Psicología de S.C. de Tenerife Ismael Pérez; la miembro del Colegio de Trabajo Social de S.C. de Tenerife, Rocío Aguilar, y el representante de Cumeco, Manuel Rosales.

¿Por qué se hace cada vez más importante en nuestra sociedad el papel del mediador y la posibilidad de la mediación?

El acuerdo es el camino más eficaz para resolver un conflicto de manera duradera y estable. La mediación es la vía del acuerdo frente al conflicto y un termómetro que medirá la madurez de las sociedades. Puedes ganar un pleito y, no por eso, resolver el problema que tienes. Una pareja o dos vecinos mal avenidos pueden ir de litigio en litigio, y estar así toda la vida, si no encaran las razones del conflicto subyacente que es el motivo real que producen esos litigios. Para llegar a esa solución, a veces, es necesario el trabajo de una persona especializada y preparada para ello y es aquí donde aparece la figura del mediador. No se trata sólo de una persona que actúa con habilidad y buena fe, que también, sino que se trata sobre todo de alguien preparado para ir al fondo de los conflictos y con las habilidades profesionales necesarias para ayudar a las partes a ponerse de acuerdo en todo aquello que sea posible. Es una cultura alternativa para resolver los conflictos, anteponiendo el diálogo al litigio. Y no solamente es un camino alternativo, es el camino adecuado para superar las discrepancias, incluso, las que aparentan ser insuperables.

¿Este tipo de gestión en qué se traduce a modo práctico de cara al usuario?

Además de lo expresado anteriormente, el usuario es el protagonista de la mediación. Al usuario, y solo a él, le corresponde llegar finalmente a un acuerdo o no. Nunca pierde su autonomía como sucede, por ejemplo, en el arbitraje. No hay un tercero que decide cuál es el acuerdo o la resolución del litigio. Y, obviamente, si el proceso mediador fracasa y no hay acuerdo, no se acaba el conflicto para el que quedan las vías tradicionales de tramitación de litigios como, por ejemplo, las judiciales. Esto es importante de recalcar. Llegar a acuerdo, o no, es voluntario. Esta voluntariedad de los acuerdos nos empodera a todos como protagonistas de las resoluciones de nuestros conflictos. La mediación significa también comprender las razones de la otra parte. Si hay conflictos entre un colectivo y una administración, ambas partes pueden llegar a comprender los límites legales, técnicos o presupuestarios que, por ejemplo, puede tener la administración, y ésta entender cuáles son las necesidades que tiene el colectivo, lo que ayudaría a desbloquear un conflicto. Insisto en la importancia de que estos procesos se realicen por personas preparadas para ello.

¿Sirve este tipo de medidas para restarle quizá la parte menos amable de cualquier tipo de litigio?

Efectivamente. Nos peleamos y tenemos litigios porque tenemos conflictos y diferencias. Si resolvemos las razones de estos conflictos dejaremos de pelearnos. Seremos amigos o no, pero dejaremos de pelearnos. Todo esto conduce a una sociedad mejor y más madura. Además, no siempre el hecho de que te den la razón te da la paz frente a la amargura del conflicto o la reparación ante el daño causado.

¿Son luego acuerdos respetables jurídicamente hablando?

Los acuerdos formalizados vinculan a las partes que los han alcanzado voluntariamente y, por lo tanto, son exigibles.

Por cierto, ¿servirá también este tipo de medidas para aliviar la presión de los juzgados?

Es verdad que en la medida de que se reduzcan los litigios la justicia será más rápida, aunque siendo esto importante no debe ser el objetivo de la mediación. El objetivo de la mediación es dar un cauce más adecuado para resolver los LA PROVINCIA conflictos y las diferencias. Lo que es un fin en sí mismo. Obviamente, una de las consecuencias será que se reduzcan los litigios. Lo que es bueno no solo para la justicia sino para la vida en sociedad.

¿De dónde surge este tipo de acuerdos de mediación? ¿Hay algún referente internacional que respalde su utilidad?

Creo que el ansia de resolver conflictos de manera pacífica es tan antiguo como la humanidad, pero tal como lo planteamos es un fenómeno moderno. Crece en el derecho internacional. A nivel interno se ha ido desarrollando en los ámbitos laborales y familiares, principalmente, Pero la visión actual de la mediación es un fenómeno moderno, un movimiento reciente. En las últimas décadas del siglo XX hay que resaltar el Movimiento ADR, surgido inicialmente en USA y que comenzó a institucionalizar la mediación a principios de los años 90 y antes, en los 60 la Civil Rights Act en materia de discriminación. La propia existencia del Día Europeo de la Mediación significa que en nuestro continente se empieza a extender el compromiso con la mediación. Las instituciones comunitarias lo respaldan. Pero no nos equivoquemos, queda muchísimo camino por recorrer. Casi todo.

¿Qué opinión tiene y cómo se encaja este servicio desde la Diputación del Común?

Para la Diputación del Común es la esencia de una defensoría moderna. Hemos nacido para colaborar con los ciudadanos y las administraciones públicas en la resolución de problemas. Los Defensores del Pueblo comenzaron siendo defensores de los derechos humanos. Hoy en la UE defender derechos fundamentales es, básicamente, resolver problemas y carencias en el funcionamiento de los servicios públicos. Aunque no exclusivamente. Las defensorías mediamos como característica esencial de nuestra naturaleza. Ahora tenemos que dar el paso en el camino institucionalizado de la mediación. Estamos formándonos, tanto la institución como el personal de la misma, en la especialización como mediadores. Esta formación y especialización es muy importante. Podremos ser más activos en procesos de mediación entre la ciudadanía y las administraciones públicas. Esto beneficiaría tanto a unos como otros. Es importante que las administraciones crean en esto. Creo que con ello se refuerzan y se mejoran las sociedades. Por otro lado, creo que las administraciones públicas deben ir formando poco a poco a sus funcionarios en técnicas de mediación. Sea o no un mediador, la filosofía y la formación mediadora en la resolución de conflictos debe estar en todos los niveles.