Un equipo de investigadores coordinado desde la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona ha estudiado el ADN de las uvas canarias. En sus conclusiones, proponen que catorce variedades y tres mutaciones cultivadas y recolectadas en el Archipiélago sean consideradas "locales en las Islas Canarias", lo que antiguamente se conocía como "autóctonas". Se trata de las variedades albillo criollo, bermejuela, bienmesabe tinto, burra volcánica, albillo forastero, huevo de gallo, listán negro, listán rosa, malvasía di Sardegna rosada, malvasía volcánica, mollar cano rosado, torrontés volcánico, sabro, uva de año, vallera, verijadiego y verijadiego negro.

"Se ha demostrado de manera confiable que estos cultivares tienen un genoma característico: la filoxera nunca llegó a las Islas Canarias, por lo que las mutaciones, los cruces y la selección humana han podido acumularse durante más de 500 años -señala el artículo en sus conclusiones-. Es de gran importancia que este material vegetal local se conserve, dado que es parte de nuestro patrimonio vitivinícola".

En el caso de Madeira, "no ha sido posible proponer ninguna variedad local porque la filoxera llegó a la isla. Esto devastó los viñedos y hubo una reducción drástica en las variedades locales".

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