El calentamiento de las aguas o el intenso tráfico marítimo de plataformas petrolíferas se barajan como posibles razones para que fondos rocosos y sebadales de las aguas de Gran Canaria y Tenerife (y, en menor medida, otras islas) estén siendo colonizados por el cangrejo remador, un voraz crustáceo que se multiplica con facilidad en entornos marinos degradados donde no tiene depredadores.

Por entrevistas a pescadores y buceadores se sabe que desde 2009 el cangrejo remador (un crustáceo portúnido de nombre científico Cronius ruber) tenía una presencia ocasional o esporádica en las aguas canarias. Pero fue en 2015 cuando un pescador de Castillo del Romeral confirma al biólogo marino José Antonio González que están apareciendo en sus nasas y de manera frecuente "nécoras canarias", mostrándole fotografías del cangrejo remador.

"Eso pasó a laboratorio y se hizo una identificación taxonómica. Se consiguió material comparativo a través de una colaboración del CSIC y se hizo una secuenciación genética confirmando que era Cronius ruber -explica el doctor González en la facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria-. También pudimos afinar el origen del mismo en la costa africana, entre Guinea Conakry y Senegal".

Como resultado de ello, en 2017 González y otros tres investigadores (Triay-Portella, Escribano y Cuesta) publican en Scientia Marina (revista científica internacional dedicada a la oceanografía) un artículo citando por primera vez la presencia de este portúnido pantropical en las islas Canarias. ¿Cómo había llegado hasta sus aguas?, se preguntaban.

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