Como la mayoría de los cocidos, el puchero canario es, por sí mismo, un menú completo. Y si añadimos la potencia nutritiva del escaldón de gofio, ¡para qué decir! Sirvamos la cuarta de vino y disfrutemos plenamente de esa autoría anónima, con sentido colectivo, como es ese buen ejemplo del recetario de aprovechamiento de las Islas.

Gastrónomos e historiadores coinciden en que es una de las ollas más completas de la culinaria nacional, sin duda por su apabullante contenido de hortalizas y exóticos productos vegetales, aunque las fórmulas varían, claro está, en consonancia con los entornos de las distintas islas del Archipiélago y los géneros de que disponga el cocinero o el ama de casa en cada instante.

Adaptado al clima y la despensa

Hay que tener en cuenta que el puchero canario se adapta al clima y a lo que ofrece la despensa más próxima. Hay diferencias, si no de concepto, sí de ingredientes entre el puchero canario, un cocido maragato o la conocida como 'olla podrida', por ejemplo. En cualquier caso, son comidas completas desde todos los puntos de vista, incluido el nutricional. Es una fórmula tan antigua como pletórica en su sencillez, por lo que sería buscarle las tres patas al gato darle ribetes complicados. Para conseguirlo se precisó del dominio del fuego y un cacharro donde cocer lo comestible.

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