Canarias cuenta con dos razas de bovino consideradas autóctonas, ambas en peligro de extinción y actualmente circunscritas a tres islas del Archipiélago. En Gran Canaria y Tenerife está la práctica totalidad del ganado vacuno de la raza canaria (también llamado "basto", por contraposición al selecto importado que se llama "fino") y en La Palma, el de la raza palmera (que, curiosamente, no se ha extendido a las otras islas).

El origen de ambas, fruto del cruce de las que llegaron tras la conquista, sitúa a las primeras en Andalucía (por ejemplo, la retinta), lugar desde donde solían embarcar, y en Galicia y Portugal (por ejemplo, la rubia gallega y similares), de donde vinieron a Canarias muchos colonos y trabajadores; estas últimas son las que conformaron, de modo más claro, la actual raza palmera.

"Ambos genotipos eran en el pasado de triple aptitud: carne, leche y trabajo, siendo esta última en la que más destacaban. En la actualidad, aparte de su uso en actividades lúdico-deportivas, la vaca palmera se usa exclusivamente para carne, mientras que en la canaria predomina la producción lechera", explica el veterinario e investigador Juan Capote.

"Morfológicamente tienen claras diferencias -añade-, empezando por el color de la capa, más claro en la palmera; el tipo de cuernos, más robusto en la canaria; y las derivadas de su uso. La vaca palmera es más compacta, mientras que la canaria es más longilínea con una mayor alzada a la cruz".

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