El yacimiento arqueológico de La Fortaleza forma un amplio conjunto de elementos constructivos y cuevas, en el que destaca la llamada La Fortaleza Grande, en lo alto de un solitario promontorio montañoso con los restos de un almogarén de grandes dimensiones. Aquí se han localizado grabados rupestres, un perímetro amurallado que le ha conferido al lugar el nombre y estructuras habitacionales de piedra destinadas a las prácticas religiosas y culturales, vinculadas a la posición del sol en ciertos momentos del año.

El rostro de una aborigen canaria emerge del museo 1.500 años después

El rostro de una aborigen canaria emerge del museo 1.500 años después

Pese a la importancia de este lugar en la cultura de los indígenas isleños, no fue hasta el XIX cuando Víctor Grau Bassas lo visitó, interpretó su uso y llevó a El Museo Canario dos esqueletos que localizó en un enterramiento en la cima de ese gran roque, fuera de las necrópolis colectivas y cuevas donde habitualmente enterraban a sus muertos los antiguos habitantes que poblaban el archipiélago: ¿personas objeto de veneración, de culto, de respeto?

De estos dos esqueletos sólo se conservan sus cráneos, identificados en el museo con los números 1.837 y 977, que llamaron la atención de los arqueólogos cuando, a partir de 2011, comenzaron a realizar unas excavaciones que perduran hasta la fecha y han descubierto y aportado mucha información y restos (bajo La Fortaleza Grande, por ejemplo, un abigarrado poblado de unas 40 casas).

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Presentación de la reconstrucción de una aborigen del siglo VI

Sólo dos cráneos

Entrevistado por Pellagofio sobre esos dos cráneos, Marco Moreno (director de la empresa encargada de la excavación, Tibicena Arqueología y Patrimonio) se pregunta: "¿Qué hace esta gente allá arriba? La hipótesis es que si hay dos hombres enterrados en la parte alta de una montaña, cuando el resto se entierra abajo, es que son dos personas relevantes".

Lo curioso "viene después -dice-, cuando nos damos cuenta de que uno de ellos no es un hombre, la genética nos dice que es una mujer. Entonces empiezas a tirar del hilo para generar un relato del lugar y, a partir de ahí, decidimos ponerle cara para que haya una visibilización de la mujer en el pasado, porque en nuestro machismo cultural siempre han sido los hombres los que están arriba, los importantes. Pues no, tenemos a una mujer relevante enterrada nada menos que en el siglo V".

Estamos en lo que este arqueólogo denomina "un sitio de ritual, con un santuario en la parte alta donde se entierran personas importantes a las que se visita de forma recurrente año a año, y ese calendario de visitas se gestiona a través del solsticio y el equinoccio".

Trasladado a la cultura y creencias actuales, "es como cuando vamos a ver a la Virgen del Pino, a pedirle salud, por ejemplo. Cuando se nos cumple, tenemos que volver en promesa a visitarla. En este caso tenemos la iglesia y, alrededor, el mercado, un lugar de encuentro. Pues seguramente La Fortaleza funcionara igual, un sitio al que la gente viene y realiza ofrendas".

De esos dos cráneos sabemos que 1.837 era hombre y 977 era mujer, él tenía en torno a 25 años y ella poco más de 30.

Del estudio antropométrico realizado por Teresa Delgado (El Museo Canario) sabemos que presentan heridas "que se inscriben en el modelo de lesiones violentas observadas en la población indígena de Gran Canaria".

También, que "la base de la dieta viene dada por cereales y frutos como los higos, todos ellos cariogénicos".

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