La comisión de fiestas del Carmen de La Isleta cumple cinco años llenos de innovación y entrega

La comisión de Fiestas del Carmen de La Isleta se formó con un café sobre la mesa. Después de que la comisión anterior se desintegrara, algunos vecinos decidieron que ellos tomarían el relevo. Era todo un reto, pero querían evitar que el Ayuntamiento capitalino se convirtiera en el organizador y se perdiera su carácter cercano y de barrio. La primera edición fue un golpe de realidad, pero cinco años después, en su primer lustro trabajando para una de las fiestas más relevantes de la capital, los integrantes aseguran que ha valido la pena el esfuerzo.

Cualquier sitio y momento es bueno para discutir sobre las fiestas del Carmen, ya sea en una discoteca o una cena. Los integrantes de la comisión siempre están pensando en una idea, un plan o una nueva manera de enriquecerla. «Eso hace que el programa siempre sea nuevo», destaca el presidente, Alexander Arce.

A todos les une el fervor por la Virgen del Carmen, y es la principal razón por la que decidieron involucrarse de lleno. Mari Carmen Bonilla ha formado parte de casi todas las comisiones de fiesta y recuerda que, en un principio, se celebraban en el interior del salón la iglesia. Con los años su importancia y visibilidad ha ido escalando hasta el punto que la actual comisión busca el galardón de Fiesta de Interés Turístico Regional. «Nosotros decimos que ya no somos solo fiestas del Carmen de La Isleta sino fiestas de Las Palmas de Gran Canaria», destaca Arce.

Este año hay algunas novedades en los actos populares como una paella popular y la verbena al solajero

Traslado a Manuel Becerra

Precisamente, uno de los principales aciertos que resaltan de estos últimos años es el cambio de ubicación a la plaza Manuel Becerra, lo que facilitó que más público disfrutara de los actos populares. También fue una forma de integrar, aún más, el festejo en la ciudad. Innovar en una fiesta que se ha celebrado durante décadas no siempre es fácil, pero para ellos es una parte esencial de su trabajo. En esta edición revelan algunas sorpresas como una paella popular y la verbena al solajero, que se estrenan este año.

Parte de su éxito se lo deben a contar con unas filas intergeneracionales donde jóvenes y veteranos trabajan codo a codo. El mismo presidente comenzó en este periplo cuando acababa de cumplir la mayoría de edad. Otro de los componentes no ha cumplido los 18 años en la actualidad, pero desde ya ayuda a gestionar las redes sociales, que han conseguido mantener a los devotos y fiesteros al tanto de todas las nuevas noticias. «Nunca habían tenido tanta visibilidad como ahora», asegura el presidente.

Las fiestas del Carmen de La Isleta se quedan en Manuel Becerra

Cada miembro tiene una tarea específica, ya sea la seguridad, las redes sociales, la tesorería o ser el manitas que todo lo arregla. Por ello, han optado por encargarse personalmente de la organización de las galas y darle su propio toque personal, además de conseguir ahorrarse un margen que puede ir destinado a otros actos.

Recuperación de actos

No solo la innovación se ha convertido en parte de la hoja de ruta de la comisión, también recuperar aquellas actividades que quedaron en el olvido. Eso hicieron el año pasado con la romería marinera y este año con la escala en Hi-fi. «Nos gusta enriquecer la fiesta, por eso intentamos tener alguna novedad y qué menos que recuperar aquellas que se han perdido en el tiempo y comprobar si vuelven a funcionar», comenta la vocal Patricia Sánchez. 

La Isleta se sube a las barquillas para celebrar la romería de la virgen del Carmen

Algunas han tenido una buena acogida a pesar de los cambios, como es el caso de la romería, en la cual sustituyeron las vacas por los barcos de madera. Un cambio que le costó un susto a varios, al sufrir una intoxicación por el fuerte olor de la pintura de barco durante la elaboración. Quien diga que la organización de eventos no entraña peligros inesperados está claro que se equivoca. Sin embargo, los diez integrantes de la comisión de fiestas del Carmen de La Isleta siguen remando contra marea ante cualquier problema que enfrenten. Un trabajo que no se resume en unos meses antes de la gran fecha sino a todo el año. Todo ello para que al minuto de terminar el último acto vuelva la conversación perenne a la boca de todos: «El próximo año podríamos incluir...».

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