¿Cuál es el destino del agua residual de Las Palmas de Gran Canaria?

Un 46% del agua depurada por la Empresa Mixta del Agua de Las Palmas es reutilizada para el riego de parques y jardines y limpieza viaria de la ciudad

El objetivo es que el 100% sea reutilizada, pero falta más infraestructura

¿Qué pasa con el agua sucia que recorre el alcantarillado de la capital? Al abrir el grifo lo que sale es agua de mar que ha sido desalada. Esa agua que se desecha por las cañerías o el retrete llega hasta las plantas depuradoras de la Empresa Mixta del Agua de Las Palmas (Emalsa) para volver a convertirlas en agua limpia, y de esta forma, utilizarla para el riego de parques y jardines, limpieza viaria o de reserva para los bomberos. Es un ciclo constante que tiene como objetivo la reutilización del agua en un clima como el canario, donde la lluvia no suele hacer acto de presencia durante largos períodos. 

Las desaladoras surgieron en la década de los 70 ante la imposibilidad de abastecer a la población con los recursos con los que contaba la Isla, ya que en ese momento los cortes de agua eran habituales. Es más, Canarias y, en concreto, Las Palmas de Gran Canaria, han sido pioneras en la desalación. Los estragos de la sequía que sufren en los últimos años regiones de la Península eran algo habitual en el Archipiélago muchos años antes. «El río disminuye su caudal y no hay capacidad para abastecer a la población y entonces el riego es casi como un lujo, en cambio, el agua del mar no se agota», afirma José Antonio Piñeiro, director de operaciones de Emalsa. Por esta razón, en Canarias tuvieron que usar nuevos métodos de abastecimiento para asegurar el agua a la ciudadanía. «La falta de recursos genera ingenio», añade. 

Ese primer paso ayudó a contar con la seguridad necesaria para empezar a trabajar en la reutilización, y de esta forma, evitar malgastar un bien tan preciado y tan escaso. De esta manera, casi a la par surgieron tanto las desaladoras como las depuradoras, estas últimas con el claro objetivo de fomentar el ciclo integral del agua. 

Objetivos

Actualmente, el 46% del agua depurada en la capital se utiliza para segundos fines como limpieza de calles o el riego de los parques y jardines de la ciudad. El objetivo de la empresa mixta de agua es que el 100% se emplee, y de esta forma, generar un ciclo perfecto. Aunque para ello sería necesario la expansión de la red de reutilización, un proyecto costoso. «Queremos llegar a esa economía circular y lo que aun así se devuelva al mar, por ejemplo, que se vierta en la mejor calidad posible», expresa Mercedes Fernández-Cuoto, directora general de Emalsa.

Decantadores de la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de Almatriche.

Decantadores de la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de Almatriche. / José Carlos Guerra

La empresa mixta depura al rededor de 18.000 millones de litros al año, de los cuales se reutiliza la mitad. Para poder utilizar todo este volumen sería necesario una expansión de la red de saneamiento de reutilización actual. «Trabajamos con la demanda que hay ahora mismo, pero sobre todo la que tenemos como consecuencia de la falta infraestructura para poder reutilizar más», detalla la directora general. Y pone como ejemplo la red de riego de parques y jardines, que debería extenderse para poder llegar a muchos otros puntos que todavía están desabastecidos y el agua usada no ha sido depurada. «En los últimos años, el Ayuntamiento ha ido ejecutando obras, ampliando esta red y con lo cual ha disminuido mucho el consumo del agua potable, que es muy importante porque es un lujo», detalla Fernández-Cuoto. 

La directora general de Emalsa considera que el análisis que el Ayuntamiento ha hecho en el Plan Estratégico sobre el plan de infraestructuras hidráulicas «tiene muy en cuenta» la falta de más redes para agua regenerada. «Yo creo que los próximos diez años en ese sentido van a ser muy importantes porque se puede dar un impulso realmente muy grande», asegura. 

Espaguetis filtradores

La empresa cuenta con cuatro plantas depuradoras en el municipio que cumplen la tarea de limpiar las impurezas. La más moderna es la de Tamaraceite, que utiliza una tecnología de membranas para filtrar el agua con una calidad «altísima». Esas membranas son fibras huecas como «espaguetis colocados en grandes peines que lo que hacen es filtrar el agua en una ultrafiltración». «También te permite reducir el espacio de la planta, que muchas veces las depuradoras tienen problemas de espacios», apunta Fernández-Cuoto.

Pero no es el único método para depurar el agua. También puede realizarse a través de decantadores, que funcionan al separar por peso los desperdicios. «Imagina que tienes un vaso con agua, le echas tierra y lo revuelves, pues el decantador lo único que hace es que el depósito con un fondo inclinado provoca que tenga tiempo suficiente para separarse porque el agua entre en calma para que todo ese barrillo y todos los sólidos se vayan al fondo, que es lo que llamamos fangos», detalla Fernández-Cuoto. Aunque cualquiera de los métodos cumple el objetivo principal: ahorrar en el consumo del agua de la capital, en los bolsillos de los propios abonados y también en ser un descanso para el medioambiente.

Las plataneras, más sensibles que los humanos

La depuración del agua tiene diferentes niveles de calidad y se utiliza cada uno de ellos en dependencia de los usos que tendrá. Emalsa depura el agua para la limpieza de las calles y el regadío de parques y jardines, sin embargo, esa agua no es apropiada para el cultivo por la salinidad con la que aún cuenta. En el proceso no se puede eliminar toda la salinidad del agua, ya que existen filtraciones con el agua marina en la red de saneamiento. «Los riegos que hay en la Isla son muy exigentes en ese parámetro particular, tanto las tomateras como las plataneras exigen conductividades muy bajas», comenta Fernández-Cuoto. Los humanos pueden beber agua hasta con 2.500 de conductividad, es decir, con concentración de sales. Sin embargo, la platanera resiste de 500 a 600 de conductividad, y si es superior ya no tiene tanto rendimiento el cultivo. Por ello, para el agua destinada al cultivo el Consejo Insular de Aguas aporta otro tratamiento denominado tratamiento terciario con el objetivo de culminar el procesos de desalación.

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