Cuatro generaciones de mujeres del barrio de El Sequero, en el municipio grancanario de Ingenio, se fueron transmitiendo el conocimiento del oficio panadero hasta llegar a Amaro Rodríguez, que recibió el testigo de su tía Catalina. Amasado a mano con los mismos ingredientes y guisado en el mismo viejo horno, en 2017 fue incluido en la Ruta del Buen Pan entre los 10 mejores panes de España.

Asus 88 años Catalina González, Lina, todavía recuerda cuando empezó a trabajar en la panadería de su familia. "Desde niña, con siete años", dice. No ha conocido otro oficio entre lo suyos, pues el origen de la actividad la remonta a su bisabuela, cuyo nombre ha quedado demasiado lejos en el tiempo como para recordarlo, después a su abuela María del Rosario, a la que seguiría su madre Dorotea y, al fallecer ésta, su tía Juana, que "nos recogió porque nosotros nos quedamos huérfanos", con quien aprendió al ésta quedarse como "el amo de la panadería y fue quien me la dejó a mí", relata.

Aquí siempre han sido mujeres las que han hecho el pan. "Los hombres, a lo mejor echaban una mano de madrugada, pero se iban a trabajar a los pozos", añade su sobrino Amaro Rodríguez. Su tía explica que ellos eran cinco hermanos, pero "a todos no les gustaba, sólo a mi hermana y a mí". Siempre mujeres. "Los hombres no querían panadería, no les gustaba -dice-. Salían a vender el pan a Telde, a Las Palmas, a Agüimes donde estaban los moros -tras la guerra civil, el Tábor de Tiradores de Ifni fue acuartelado en el vecino pueblo entre 1941 y 1948-, al aeropuerto...".

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