No hay lugar para la decepción y sí, en cambio, para regocijarse de nuevo con la segunda aventura de 'Los Increíbles'. Se han hecho derogar demasiado tiempo, 14 años, pero lo cierto es que ha valido la pena esperar para recogerlos frutos maduros que nos regala una familia encantadora y singular, divertida y con una enorme capacidad de seducción que vuelve a las andadas con el mismo esquema de antaño pero también con idéntica imaginación y sentido del humor.

El guionista y director Brad Bird, que nos dio una soberbia primera entrega ha sabido tocar las teclas precisas para que la historia repita su vitalidad y sus aciertos. Autor brillante pero desigual, Bird ha dejado lo mejor de sí en la dos cintas de 'Los Increíbles', que están muy por encima del conjunto de una filmografía reducida y con altibajos notorios. Debutó en la animación en 1999 con 'El gigante de hierro' y cinco años más tarde dirigió 'Los Increíbles'. En 2007, llegaría otro éxito de envergadura, 'Ratatouille'. Y, por fin, en 2011estrenaba su primera cinta con personajes reales, 'Misión Imposible. Protocolo fantasma'. En 2015 insistiría en el cine con seres de carne y hueso en 'Tomorrowland'. El mundo del mañana, que pasó casi inadvertida. Puede que esta última circunstancia encierre las claves de su motivación para que aceptará, finalmente, recurrir de nuevo a los Parr.

Lo sorprendente es que nos topamos con los protagonistas, es decir el peculiar clan integrado por los padres Mr. Increíble y Elastigirl y sus hijos, Violet, Dash y Jack-Jack cuando las cosas no pintan demasiado bien para ellos. Están atravesando una crisis propia casi de la clase media, incluida la económica, que los hace muy cercanos a cualquier familia tradicional y para colmo han sido declarados ilegales en su condición de superhéroes. Es el momento de salir al a palestra y el matrimonio Parr conviene en que sea Helen la que asuma la condición de líde y su marido se ocupará más de los niños. Son momentos claves para los hijos, con Violet ninguneada por un compañero de clase y, sobretodo, con la irrupción de los super poderes de un Jack-Jack que se convierte en la atracción indiscutible de la cinta.