Las razones de su relativo éxito, notable si se tienen en cuenta su limitado presupuesto y sus escasas pretensiones, estriban en que ha sabido rodearse de elementos muy socorridos pero mostrados con tacto y con conocimiento de causa, que remiten a clásicos como 'El exorcista' y alguna de sus secuelas más conocidas.
El punto fuerte lo han jugado, desde luego, el guionista James Wan, que en su condición de director tiene en su haber dos títulos muy conocidos de la saga Expediente Warren, 'The Conjuring' y 'El Caso Enfield', y una muy elaborada ambientación con rodaje en Rumanía que incluye escenarios más que sugestivos.
Con ello y con la correcta realización de un Corin Hardy que solo había firmado un largometraje, el inédito en España 'The Hallow' (2015), se está consiguiendo atraer, al menos, a un amplio sector del público motivado por el terror pseudoreligioso.
La película, además, camina por unos senderos firmes en su primera mitad, cuando expone los hechos que son objeto de su atención, que invitan al auditorio a inmiscuirse en el relato. Tienen que ver, por supuesto, con una Rumanía que es una fuente de argumentos vinculados con los exorcismos y con fuerzas maléficas.
El caso es que el Vaticano, ante la noticia que le ha llegado del suicidio de una monja en un convento de clausura perdido entre los bosques y montañas del país, decide enviar al lugar de los hechos a un sacerdote experto en la materia, el padre Burke, acompañado de una monja que está a punto de tomar los votos, la hermana Irene.
Tienen unos días para elaborar un expediente in situ, en un lugar especialmente siniestro, que sigue dominado por el satánico poder de una monja. Para ello cuentan sólo, porque ningún habitante del entorno se atreve a entrar en semejante infierno, con la ayuda de un joven francés que se afincó en un pequeño pueblo cercano.
A medida que se ingresa en los dominios del terror, que no son otros que el convento y sus horribles moradores, se va dando rienda suelta a una sucesión de horrores que llevan la cinta a estadios cercanos al delirius tremens.
