Calificación: **½ País: España, 2019. Producción: Potenza Producciones Baleuko-Sonora-EITB. Guion y dirección: Mikel Rueda. Fotografia: Kenneth Oribe. Intérpretes: Maribel Verdú, Germán Alcarazu, Mario Plágaro, Aimar Martínez. Duración: 98 minutos.

Es una incursión profunda y a veces elaborada del director Mikel Rueda en la vida, el amor y el sexo, cuestiones que le interesan mucho y a las que ya se enfrentó en un corto, Caminan, que curiosamente se apoyaba en los mismos protagonistas, Maribel Verdú y Germán Alcarazu. Aunque no logra pulir algunos defectos, entre ellos el abuso de un desenfoque sin el componente estético que pretendía, y sus diálogos están un tanto desangelados, esta cuarta película supone un nivel aceptable de mejora en el plano técnico y en la dirección de actores que reitera cualidades narrativas.

Rueda tenía muy claro que el centro de gravedad de la cinta tenía que brotar de la presencia de dos actores más que eficientes, especialmente de una Maribel Verdú que está por derecho propio a la vanguardia de nuestro cine y que consigue dotar a un personaje muy difícil de los atributos necesarios para que adquiera coherencia y solvencia dramática. Era un verdadero reto del que ha salido airosa. En lo que atañe a Germán Alcarazu, la suerte no es tan notoria, pero también supera casi siempre el desafío.

Los dos actores se las componen para conectar plenamente cuando se conocen a pesar de las muchas diferencias que les separan, sobre todo la edad. Ana es una mujer que ha superado los cuarenta y que atraviesa una crisis que pone de manifiesto sus carencias y falta de estímulos, a pesar de que tiene dos hijos y su marido la quiere. Eric, por su parte, es muy joven. Ella tiene, como dice el título, el doble más quince de los años de él. Y lo más sorprendente es que vive del sexo en todas sus manifestaciones en las redes sociales. Los dos se han encontrado y, en alguna medida, han congeniado, porque algo muy fuerte les une. Puede que sea esa satisfacción sexual que siguen, en diferente formato, buscando. No siempre los diálogos, sin embargo, son los idóneos y de ahí que en ocasiones emanen algunos altibajos.