El actor Imanol Arias, que recoge en la Semana Internacional de Cine (Seminci) de Valladolid una Espiga de Honor, ha asegurado que "la televisión ha cambiado muchísimo" y que "ahora ya no es la hermana pequeña del cine", sino que "en algún aspecto es un elemento complementario".

En un encuentro con los medios de comunicación antes de recoger el galardón, Arias (Riaño, León, 1956) ha indicado que los actores de su generación "renegaban mucho" de la televisión que se hacía cuando él comenzó a actuar, aunque ha detallado que las ficciones televisivas y la forma de rodarlas han cambiado mucho.

"A mí la televisión me ha dado mucho desde el primer momento", ha indicado el actor, quien ha asegurado que al principio de su carrera fue dejando la interpretación televisiva "aparcada" porque era "muy acaparadora" y ha reconocido que le sigue pareciendo "lenta" en comparación con el cine.

En 2001 comenzó a interpretar a Antonio Alcántara en la serie "Cuéntame cómo pasó", que lleva quince temporadas en antena, y también ha participado en ficciones televisivas como "Anillos de oro", de Pedro Masó, o "Brigada Central".

Imanol Arias recibirá esta noche en el Teatro Calderón uno de los reconocimientos de honor de la Seminci en 2014, un premio que ha agradecido antes de recordar que llegó al cine "sin formación" y "recién salido de un taller".

"Tengo la sensación de que es un premio a una época, la década de los ochenta y los noventa, donde se hicieron cosas muy buenas, aunque se cometieron algunos de los errores de los que ahora nos arrepentimos como la falta de cuidado con la taquilla, trampas para las subvenciones o algún tipo de amiguismo", ha expresado.

Arias ha asegurado que "el cine estaba muerto" en esos años y que, pese a las equivocaciones, fue esa época la que abrió "el cajón de sastre de un nuevo cine con directores maravillosos".

"Nunca me he sentido muy agusto en el papel de maestro, siempre me ha gustado más ser el alumno", ha indicado el actor, quien ha considerado que con premios como el que hoy va a recibir "uno puede tener la tentación de sentirse una persona ya realizada".

"Eso no es bueno para actuar porque hace falta una especie de desasosiego interno, de desesperación y de amor a las cosas que hacen que esa cátedra cómoda de persona mayor premiada me resulte incómoda", ha señalado.

A su juicio, la Espiga de Honor le llega "muy pronto" porque viene en un momento en el que el cambio tecnológico y generacional es "tan grande" que no se irá de Valladolid con "sensación de tranquilidad", sino con el "compromiso" de que en los próximos veinte años, con nueva tecnología y con directores jóvenes, va a tener que volver a ganarse el premio.

El actor en películas como "El Lute: camina o revienta" (1987) o "Intruso" (1993) ha repasado su trayectoria en el cine y ha asegurado que, pese a que llegó "sin demasiada" formación y tras cometer algunos errores, el balance ha sido de películas "malas con buenas experiencias, en el peor de los casos, y de películas muy buenas con experiencias increíbles".

Arias, que ha rodado este año los largometrajes "Libertador", sobre Simón Bolívar y "Anacleto, agente secreto", ha explicado acerca de los jóvenes directores de cine que se ha producido un "cambio radical" y que, mientras el "amor al cine es común" con los anteriores, los recién llegados son "más intensos", "más precisos" con "más referencias" y con un trabajo "muy libre" en el guion.

"Frente al caos económico en la industria hay mucho talento", ha considerado antes de añadir que el cine actual es "muy dinámico", "más exigente" y "más competitivo".

En cuanto al cine español y a su situación, ha opinado que el cine en España "es muy bueno en general" y ha recordado que el de antes era "muy personal" y representaba a "un país en construcción".