National Geographic estrena el 20 de mayo el documental 'James Cameron: Viaje al fondo de la tierra', un especial de media hora que cuenta la expedición en solitario que el cineasta realizó a la Fosa de las marianas, al punto más profundo de la Tierra.

Cameron bajó 10,9 km de profundidad en el océano Pacífico, hasta el punto conocido la Fosa de las Marianas, en una exploración en la que ha sido el primero en completar esta inmersión en un vehículo unipersonal, además de la primera persona desde 1960 en alcanzar el punto más bajo del océano en un sumergible tripulado.

En una entrevista al canal, el cineasta cuenta en primera persona este proyecto, que es además su primera expedición como Explorador Residente de National Geographic, y detalla todo el trabajo que han realizado en los últimos siete años.

Cameron describe así su viaje a este mundo desconocido de la Tierra: "Estaba viendo cómo los números marcaban que cada vez estaba en una zona más profunda (...) Te faltan menos de mil pies para llegar al fondo, tienes que ajustar la cámara, encender el reflector. Mientras el altímetro contaba, vi el resplandor del fondo".

En este documental, el espectador también verá cómo Cameron comparte sus pensamientos y sus miedos mientras cancela una de sus primeras pruebas de inmersión. Compartirá además las emociones que sintió durante el descenso a través de la oscuridad y las calculadas decisiones que tuvo que hacer cuando llegó al fondo.

Con sus 1,88 centímetros de estatura, el cineasta tuvo que adaptar su cuerpo a las medidas del Deepsee Challenge, el sumergible de alta tecnología fabricado para la expedición, que puede soportar 1'125 kilos por centímetro cuadrado, y que contaba con cámaras que permitirán que los espectadores entiendan cómo es el pequeño espacio en el que se sumergió.

En el documental, CGI Animation ilustra la colosal escala de este viaje, que en tiempo real duró más de dos horas. La audiencia verá cómo fue la lenta bajada pasando por el nivel más bajo que puede alcanzar un submarino nuclear, más allá de los últimos rastros de la luz del sol a 1.000 metros y alcanzando la profundidad en la que descansa el Titanic, a unos 3.800 metros.

James Cameron siguió descendiendo hacia el equivalente de la altura del Monte Everest, de 8.850 metros, hasta finalmente alcanzar su objetivo final, el suelo del océano.