Dice Barbijaputa en su perfil de Twitter: "Soy responsable de lo que yo digo, no de lo que tú entiendas". Estoy medio de acuerdo con esta afirmación. Si no lo has entendido, quizás es que no lo haya explicado bien. Cabe también la posibilidad de que, por mucho que lo explique, tengas de antemano una posición sobre un asunto y da igual lo que diga, nunca querrás entender. Y todo esto, por supuesto, a cuenta de la nota de prensa que emití sobre la emisión de las Campanadas en la Radio Televisión PÚBLICA de Canarias.

Partamos de algunas premisas básicas: nunca he puesto en duda la profesionalidad de las presentadoras de esa noche. Tampoco la de los presentadores. Nunca he puesto centímetros al escote o a la falda de nadie. No creo que el director de Producción deba ir con una cinta métrica a las retransmisiones de las que es responsable como también lo es el director de la Televisión y presidente del Consejo Rector, Santiago Negrín. Sería suficiente que fueran. Con criterio. Y recordando que las retransmisiones de la Ley de Radio Televisión PÚBLICA deben respetar los principios de la Ley 13/2014. Entre otros, el establecido en el art.2 letra j: Fomentar la protección y salvaguarda de la igualdad entre hombre y mujer evitando toda discriminación entre ellos.

El debate lo centró mucho mejor que yo Yolanda Domínguez en el Huffington Post. A sus palabras, más certeras que las mías, me remito: "Seamos honestos, que se vea una teta o un culo a estas alturas ya no escandaliza a nadie, lo realmente preocupante es lo que ese vestido deja al descubierto: que tenemos una televisión casposa y rancia a la que le importa un pimiento la desigualdad de género."

El debate es el uso de la imagen de la mujer para vender y, en este caso, para conseguir una audiencia cuyo punto de share se cotiza a centímetro de piel mostrada. Este es el primer uso de las presentadoras, convenientemente destapadas frente a los convenientemente tapados presentadores. Y, repito, con el único objetivo de conseguir audiencia. Cachos de carne. El segundo uso vino con el silencio cómplice de la Televisión. Ante el escándalo organizado en redes sociales con una foto, no sé si retocada, y la publicación de la noticia en digitales de todo el país, la estrategia fue ocultarse y lanzar de nuevo a la presentadora con su nombre, con su cara y con su foto, a aclarar si llevaba o no ropa interior. Como si ese fuera el debate. Nuevamente a los pies de los caballos. Quedarán en las hemerotecas sus aclaraciones, el "sí llevaba bragas" y el "no noté fresquito".

El tercer uso ha venido con un comunicado de RTVC en el que se dice defender a las presentadoras de un supuesto ataque, cuando lo que realmente hacen es volver a parapetarse tras ellas para no responder de sus responsabilidades. De nuevo me escondo y que sean otras las caras que salgan. Las de las presentadoras y la mía. Por RTVC nadie da la cara, solo sale un logo. Lo digo de nuevo, negro sobre blanco: las retransmisiones de la nueva televisión PÚBLICA deben respetar la dignidad de TODAS las personas. Defiendo una televisión libre de sexismo. Que lo hiciera también RTVC sí sería una novedad.