El crítico de cine Miguel Marías sostiene que la misteriosa desaparición de ¡Qué grande es el cine!, el programa presentado por José Luis Garci en La 2 que nos alegró tantos tristes lunes, tuvo motivos económicos: era demasiado barato. Si Marías está en lo cierto, entonces habrá que concluir que los programadores televisivos tienen razones que la economía no entiende. Según la frase utilizada en el trailer de la película Godzilla, el tamaño sí importa.

El tamaño del bicho sí importa en una película como Godzilla, y el tamaño del presupuesto sí importa en un programa de cine como ¡Qué grande es el cine!, de forma que al igual que una película de catástrofes no puede estar protagonizada por una lagartija que aterroriza Nueva York, un programa de cine no puede estar tomado por una tertulia de cinéfilos que cobran cuatro euros por hablar de lo que saben sin insultarse. El tamaño sí importa. Es más fácil cargarse un programa barato que un programa caro.

No sé si Marías tiene razón y el error de ¡Qué grande es el cine! fue que quiso ser una lagartija compitiendo con los rascacielos de Nueva York, pero el hecho de que ahora TVE programe cine clásico todos los jueves en horario proletario demuestra que Lex Luthor dio en el clavo cuando dijo que no se debe herir lo que no se puede matar.

La herida que la televisión pública se produjo a sí misma y al cine cuando liquidó ¡Qué grande es el cine! nos dejó sin las perfectas presentaciones de Garci y las reposadas opiniones de sus tertulianos habituales, pero es imposible matar al cine clásico. Se puede herir a Godzilla porque se le puede matar, pero no se puede herir al cine en blanco y negro de La 2 sin que la emisión de Casablanca en TVE ponga las cosas en su sitio.

Si ¡Qué grande es el cine! era un programa demasiado barato como para sobrevivir en el Nueva York televisivo, propongo que TVE contrate a Pedro Almodóvar para que presente ¡Qué grande es Godzilla! o, si lo prefiere, Godzilla, Luci, Bom y otras películas del montón. Y si Almodóvar se niega, entonces que envíen a un representante de la familia Corleone para que haga al director manchego una oferta que no podrá rechazar.