Si preguntaran “¿quién quiere que Carlos Sobera sea millonario?”, no levantaría la mano porque ya tenemos bastante con cargar con los millonarios que andan por ahí sueltos pidiendo y aplaudiendo los recortes. Tampoco levantaría la mano si preguntaran “¿quién quiere que Sobera atrape un millón o que un millón atrape a Sobera?”. Pero si preguntaran “¿quién quiere que triunfe el último concurso presentado por Sobera la noche de los viernes?”, diría Avanti y levantaría la mano sin dudarlo un instante.

Cuando en Antena 3 dieron el valiente paso de eliminar de la noche del viernes aquella caca llamada DEC y ocuparon su lugar con Sobera al frente del concurso Atrapa un millón, los hombres y mujeres de buena voluntad nos alegramos y les deseamos lo mejor. Nos pasamos. Tan bien les salió que convirtieron Atrapa un millón en concurso diario y terminaron por dejar desprotegido el peligroso frente del viernes por la noche, con Sálvame deluxe y el modelo de televisión que representa haciendo de las suyas.

El viernes pasado le volvió a tocar a Sobera plantarle cara a las huestes del mal. Ahora el programa se llama Avanti y tiene el inmenso mérito de ser uno de esos concursos del montón con preguntas y respuestas que no dan vergüenza ajena, de esos que te puedes perder y no pasa nada, pero que si quedas mirando te lo zampas enterito y al día siguiente lo puedes comentar tranquilamente con los amigos sin tener que mentir diciendo que viste un poco sin querer haciendo zapping al tuntún (¿no les sorprendió que dijeran que los lagos de Covadonga son tres cuando solo dos tienen siempre agua?).

La semana pasada Telecinco contraatacó el estreno con la presencia de Belén Esteban, que al parecer justo ese día tenía la imperiosa necesidad de contar algo que no había podido decir hasta ahora, la pobre. Ganó Avanti por un punto y medio. Hoy, segundo asalto, deberían ser tres. ¡Avanti!