Hay una tele que hace pop todo el rato, o chop, chop, o que suena a cascabel, o que es la alegría de las ondas, o lo que quiera que sea por donde emita la tele, cable, satélite, tam, tam, o el alambre de toda la vida.

Cero, la de Movistar, es la tele que me gustaría ver casi todo el rato. Tiene una oferta en abierto dinámica, gamberra, vanguardista, con programas y programitas que son pequeñas joyas de atrevimiento visual y de contenidos que suelen darle la vuelta a los contenidos del resto de cadenas. No tiene informativos, es verdad, pero tiene otros programas que toman posición ideológica, y no muy a favor de la banda de Rajoy, para entendernos.

Detrás está telefónica, la actual Movistar, así que no nos volvamos locos tampoco. No es Podemos, para seguir intendiéndonos. Y menos mal. No es En clave tuerka, ese truño pesadísimo y dogmático que presenta sin soltura ni gracia un almidonado Juan Carlos Monedero, y que emite Público TV por internet.

Lo he visto, lo he buscado para hacer este comentario, y juro y perjuro ante el mosqueo de la Faraona del Guadalquivir que no lo volveré a hacer. Qué sieso de tío. Y qué tía más resentida Susana Díaz, la que iba a coser el PSOE, si ganaba, se le olvidó decir a la faraona.

Monedero es como Pablo Iglesias, más sentido, sin una concesión a la vil sonrisa, a la humana distensión. Toma el bolígrafo entre sus manos, mira a cá mara así, con las cejas enfurruñadas, y te suelta una perorata sobre lo que toque ese día que te levanta a pulso las ganas de ver televisión. Televisión plof plof. Ni para el enemigo.

El atrevido Carlos Cuesta, un saltimbanqui del circo de la tele obispal que pagamos usted, el vecino del quinto, y servidor, está en la Australia ideológica del circunspecto Monedero, pero el muy pillín es tan delirante en sus actuaciones que hasta te levanta una sonrisa ya que su imaginación y su imparable capacidad para la trola son de una notoriedad que hasta puede enganchar. Ora tele que hace plof plof, seguido de amén, o sea, plof plof, amén, que para eso estamos donde estamos. Susanita y el marrón. Por cierto, ya que hablo de personajes irresistibles hagan lo que hagan no me resisto a traer aquí al gran, al inigualable, al eterno, al siempre ocurrente y más endemoniado que la silicona que le chorrea desajustada por la cara deforme a Bibiana Fernández, si no me creen, véanla en esa tele esperpéntica por la que apuesta TVE en uno de sus últimos desvaríos llamado Fantastic dúo al sin par cardenal ultracatólico, rancio, beligerante y arrogante pecador Rouco Varela.

Palabras mayores. Ha dicho en Murcia, en reunión con seminaristas, según Religión Digital, que el papa Francisco no le llega ni a la altura del betún comparado con Juan Pablo II y que éste le superaba con creces en capacidad evangelizadora. Allá ellos y sus guerras. Eso sí, esta banda va en serio, a navajazos a cielo abierto, que no es lo mismo, siendo igual, como diría José Mota en el desinflado El acabose, la iglesia de Francisco que la iglesia que representa Rouco y su banda. Para guerras abiertas pero para echarse unas risas las que propone David Broncano en Loco mundo.

Esta semana, el programa ha tratado sobre el FBI. Y la anterior sobre la eutanasia, y otro día sobre trabajos distintos compartiendo el mismo local. Y aún otro, con Dani Rovira, elucubrando sobre la posibilidad de que Plutón no sea un planeta y el propio planeta no lo sepa porque aún no ha llegado la nave que le informará sobre ese nuevo estatus. En fin, momentos de alta televisión. Y como siempre, entre bofetada surrealista e hilaridad descacharrante, ración de realidad. Véase siguiendo este criterio, ilustres ignorantes, donde Javier Coronas ha sentado su panceta junto al siempre ocurrente Javier Canseco y al salido Pepe Colubi, el de pene festivo. Era de esperar que Late Motiv con un redivivo y magistral Buenafuente y su tropa trataran el «tema primarias del PSOE», como lo ha hecho El Intermedio, que vistió a Wyoming, Sandra Sabatés, Dani Mateo y a Thais Villas como personajes de Ferraz en tiempos revueltos.

Los de Andréu salieron a la pista del programa como los míticos payasos de la tele, Gabi, Fofó, y Miliki, dando lugar a un momento brillante, de esos que te pegan al sillón. «Susanita tiene un marrón, y no es un marrón chiquitín…», cantaban vestidos con sus batones rojos y sus zapatones de gigante. Tele efervescente. En seis segundos La que hace pop, lo hace hasta sus últimas consecuencias. Cuando ves en la pantalla a un maestro como Iñaki Gabilondo hablando en el presente del futuro en 'Cuando ya no esté' se te cae la baba y se te enciende la bilis.

Ese tipo de tele la quiero en la tele de todos, pero en la pública, en La 1, cuando gana Pedro Sánchez, la conexión prevista desde Ferraz se anula y sigue 'Masterchef' como si tal cosa, y el lunes, en 'Los Desayunos' del inentendible Sergio Martín llevan a la esfinge, cínica, ministra de Empleo Fátima Baños y le hacen un traje de entrevista a medida de su cara dura, sin que nadie le diga que ya está bien, que conteste a lo preguntado.

Claro que eso va en un PP y un Gobierno que se ríe de los periodistas que tratan de hacer su trabajo con honestidad. También esta semana hemos visto cómo el presidente Mariano Rajoy, sin vergüenza, con desprecio y arrogancia, respondía a tres preguntas de Cristina Pardo -La Sexta- tras el Comité Ejecutivo del PP, y lo hacía, ni más ni menos, en seis segundos, «estoy muy tranquilo -sobre la corrupción-, la segunda ya la contesté -si la victoria de Pedro Sánchez tendrá consecuencias en la legislatura-, y la tercera pregunta, razones de agenda -por no llamar a Sánchez- Tócate la flor, maricarmen.

Me centro, que si me descuido me quedo sin papel. Que el miércoles se estrena 'Pop, una historia de música y televisión', un recorrido por la música popular española desde los 80 a nuestros días de la mano de los programas de la tele. Creo que demostrará que, a pesar del empacho de programillas «musicales», la música jamás estuvo peor en nuestro país. Mariano diría, «si eso ya tal».