'El hormiguero' tiene que armar una cuanto antes. Una muy gorda. Sólo él puede salvar la imagen de España en el exterior. Tiene razón Rajoy: si queremos que los inversores sigan confiando en nosotros y que los turistas sigan visitándonos, debemos evitar que se repitan esas tristes imágenes en las que la Poli se ve obligada a repartir leña a jóvenes peligrosos que mantienen la loca pretensión de reunirse en las calles armados con libros. ¡Con lo inflamables que son los jóvenes, las calles y los libros! Como si la calle fuera de todos y no de Delegación del Gobierno. Como si las fuerzas antidisturbios debieran llamarse «fuerzas prodisturbios» sólo porque coincide que es al llegar ellas cuando empieza el jaleo.

Hace falta distraer a los jóvenes para que vuelvan a sus casas a ver la tele, atender el Tuenti y enviar «tuits» a los amigos sobre la última noticia superfuerte del día. Lo del guiñol francés estuvo bien porque mantuvo una semana a la peña ocupada en meterse con Francia, pero ya no da para más. Podría intentarse una campaña contra el Reino Unido porque allí en los chistes esos de «va inglés, un francés y un español…» ¡resulta que el inglés gana al español!; pero tal vez no funcione. Lo que funcionaría sería que Pablo Motos armara una como la que armó cuando logró que la decapitación de Dani Martín, el de «El Canto del Loco» fuera «trending topic» mundial.

Imagínense qué calles más tranquilas tendríamos si Mel Gibson volviera a «El hormiguero » y fuera torturado por Marron en directo. Si Will Smith y Jackie Chan ejecutaran al Hombre de Negro. Si hubiera una pelea en el barro entre Kesha y Shakira por el amor de «Trancas» y «Barrancas». Todos esos enemigos trastornados por tonterías como la educación o el mundo en el que viven volverían mansamente a sus casas a ver la tele y pillar la ola del «trending topic» del día. «El hormiguero » lleno y las calles vacías, justo la imagen de paz que necesitamos.