No siempre la evolución animal da como resultado la supervivencia de los más aptos. Habitualmente la competición por los recursos del medio y la dialéctica entre depredadores y depredados determina cuáles son las especies que van a seguir adelante y cuáles se quedarán por el camino engrosando el registro fósil. Pero a veces elementos externos que nada tienen que ver directamente con la selección natural irrumpen en medio del escenario y lo cambian todo: un meteorito impacta contra la Tierra, genera unas alteraciones climáticas y meteorológicas que lo alteran todo y extinguen el 30% de las especies del planeta. Con los dinosaurios enterrados pueden empezar a evolucionar otro montón de especies que previamente llevaban las de perder en la lucha por la supervivencia.

Los pequeños mamíferos se convierten en grandes mamíferos. No el 30%, sino el 37% de las cadenas televisivas de la TDT se va a extinguir definitivamente el 6 de mayo cuando caiga sobre ellas la orden de cierre que el Ministerio de Industria ha dictaminado tras la sentencia del Tribunal Supremo que reconoció irregularidades administrativas en su concesión. Todas las estimaciones de los astrónomos calculan que el meteorito caerá, entre otras, sobre Nitro y Xplora, y con la extinción de estos canales la musaraña que es en la actualidad Discovery Max podrá duplicar e incluso triplicar su audiencia, sobrepasando en éxito evolutivo, por ejemplo, a La 2 de TVE. También caerá sobre La Sexta 3, beneficiando la supervivencia de todos los demás canales dedicados al cine. Intereconomía ya se encontraba técnicamente extinta, pero el cataclismo catódico del 6 de mayo terminará por enviar a todos sus seguidores a los brazos siempre tan darwinistas de la Conferencia Episcopal y su 13 TV.

Quedan 15 días para el armagedón -no en el sentido bíblico, sino en el sentido de la peli de Bruce Willis, que mola más-. Si no hacemos algo por remediarlo, tendrá lugar la gran extinción catódica del siglo XXI que cambiará para siempre la evolución de la televisión en nuestro país.