Los curas no se andan con pamemas. La fe se gana con actos, con decisiones. La fe no es como don Mariano Rajoy, que se toma las cosas tan en calma que sólo ha recibido en Moncloa a Pedro Sánchez, según escucho a los que de todo saben en Las mañanas de Cuatro, cuando el Jefe de Estado lo ha hecho en Zarzuela. Rajoy es un huevón de libro, un tipo que se aparta así para que el aire que sopla no le mueva mucho la barba, con lo molesto que es tener que mover la mano y rascarse. Los curas no. Ni a los curas ni a los obispos les tiembla el pulso. Alfredo Urdaci y Nieves Herrero hacen sus cosas desde hace tiempo en 13TV, la tele del clero, la tele de la confesión que sustentamos todos, la que se gasta un pastizal en mantener el chiringuito con nuestro dinero.

No tengo muy claro lo que hacían ambos periodistas en esa palangana de bilis. Poco me atrae el trabajo de uno y de otra sabiendo lo que hacían antes de recalar en ese puerto donde arde cada noche un túmulo a la mentira, la tergiversación y el sesgo bajo la protección clerical más rancia y beligerante. Alfredo Urdaci tiene en periodismo el prestigio necesario para que lo llamen, como hicieron y él rechazó porque ya tenía apalabrada su entrada en 13TV, de 'Supervivientes' o para un papelito, quizá como Urdaci el manipulador en 'Torrente'. Creo que en 13TV hacía algo de humor con las noticias. Nieves no tiene nada que envidiarle. Su periodismo engolado y cursi no ha cambiado con los años. En la nueva línea de 13TV, transubstanciada con la Cope, o sea, el padre, el hijo, y el espíritu santo, no caben Urdaci y Nieves, expulsados del paraíso. A los hambrientos de odio y bilis se los colmará de placer, aunque sea pecado.