La historia de las ciudades se refleja cada día en sus monumentos y construcciones. Las torres, por ejemplo, se construían para defenderse del enemigo en las guerras o para acercarse más al cielo, en los casos más religiosos.

Sea como fuere, el paso del tiempo nos ha dejado torres impresionantes que bien merece la pena visitar una vez en la vida para disfrutar de vistas que te dejarán sin aliento. Estas son sólo cinco de ellas.

Torre de Pisa

Tal y como su propio nombre indica, la podemos encontrar en la ciudad italiana de Pisa, cerca de Florencia. Situada en la Plaza del Duomo, la torre de Pisa es una estructura inclinada de algo más de 55 metros de altura sólo apta para los más valientes. Y es que su inclinación se hace aún más evidente cuando estas en los últimos pisos. Durante más de veintiún años estuvo cerrada al público por riesgo de derrumbe, pero los expertos la reabrieron tras concluir que iba a estar estable durante al menos los próximos 200 años.

La Giralda

Aunque hoy en día es el campanario de una catedral cristiana, en sus orígenes la Giralda sirvió como torre de la antigua mezquita de Sevilla. Este monumento, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1987, ha servido como inspiración para torres posteriores de otros países del mundo gracias a su arquitectura única y original de formas cuadrangulares exactas.

Torre Eiffel

De sobra conocida y siempre admirada, la Torre Eiffel es una visita obligada si vas a París algún día. Desde lo alto podrás disfrutar de unas de las vistas más privilegiadas de la ciudad. Para llegar a lo alto de la torre y coronar sus 276 metros de altura hay que pagar 19 euros (si quieres subir hasta el segundo piso andando y hasta la cima en ascensor), o 25 euros (para hacer todo el trayecto en ascensor).

Torre Asinelli de Bolonia

Convertida hoy en una famosa ciudad universitaria, Bolonia es un auténtico tesoro de pórticos, torres y demás construcciones medievales. Una de sus construcciones más famosas es la torre de Asinelli, un edificio de algo más de 97 metros de altura y de interminables escaleras de madera. Su hermana, la torre de Garisenda, es bastante más baja (48 metros) pero más inclinada.

El Big Ben

Subir al Big Ben y disfrutar de unas de las mejores vistas de Londres es complicado, pero no imposible. Sólo podrán subir a la Elizabeth Torrer, su nombre verdadero, aquellos afortunados que lleven viviendo en Londres al menos un año. Si tienes la suerte de ser uno de ellos, tendrás que reservar la visita con tiempo ya que los 334 escalones de la torre sólo pueden subirse en grupos pequeños.