Pocas cosas tan sencillas como abrir una bolsa de patatas fritas para matar el gusanillo. Pero el mundo de las chips puede ir mucho más allá. El libro Chips caseras (Lunwerg) propone gran variedad de ingredientes con los que preparar en casa esos bocados sabrosos y crujientes que sirven como aperitivo o acompañamiento de otros platos.

La remolacha, el calabacín, la cebolla, la raíz de loto, la zanahoria o la manzana abren un amplio abanico de posibilidades. Pero también se pueden preparar con pasta de lasaña o pan. Se pueden freír con aceite abundante, en una freidora, o cocinar al horno.

Cuestiones como la selección del producto, el tipo de corte o la forma de cocción permiten jugar con formas, colores, y texturas.

Tres recetas:

1. Con todo el color de la remolacha

Basta cortar la remolacha en rodajas finas, de 1 mm de ancho (con piel), y freírlas en pequeñas cantidades en una freidora o una sartén a 170°C. Escurrir sobre papel absorbente e incorporar un poquito de sal.

2. Una lasaña que abre el apetito

Cocer las láminas de pasta, secarlas y cortarlas en finas tiras. Untar con aceite de oliva, depositarlas sobre una bandeja antiadherente, espolvorear ajo en polvo y parmesano rallado, pimienta y salvia y finalmente hornear.

3. Manzanas al horno

Es una manera muy distinta de tomar las manzanas al horno. Con o sin piel, se cortan en finas láminas, se maceran en jarabe (agua hervida con azúcar) y se hornean.