El cherne y otras especies como la corvina resucitan especialmente este Viernes Santo en su variante más salada para dar vida a uno de los platos más populares de la gastronomía canaria como el sancocho. Una combinación sencilla pero exquisita de productos de la tierra y del mar que hacen honor a la idiosincrasia canaria. Si aún no ha tenido tiempo de desalar el pescado o de acudir al mercado en busca del preciado salazón aún pueden salir a la calle y degustar el plato en alguno de los restaurantes que integran esta ruta por la capital, que va desde el barrio marinero de San Cristóbal hasta Las Coloradas. Una propuesta gastronómica que invita también a disfrutar de la ciudad y de sus bellos rincones de punta a punta de la ciudad.

El sancocho, que ha logrado saltar a Latinoamérica con sus variantes de la mano isleña, se prepara en estos restaurantes a la manera tradicional salvo en El Padrino y en el Velero 1906. En el primero de ellos, por eso de ser sus propietarios del Norte de la Isla, optan por añadirle el plátano y la calabaza, mientras que, en el segundo, a la pella de gofio hecha con caldo de pescado y plátano se le añade un toquito de miel. Su cocinero Pablo Martínez explica que fuera de la Semana Santa ofrecen el cherne fresco con una emulsión de mojo verde, batata confitada en vainilla y con una pella, igual que la anterior, a la que le suman un poquito de canela.

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