Finalmente no se ha llevado el Oscar como la mejor actriz, pero Michelle Williams (tristemente conocida como la viuda de Heath Ledger) ya brilla por sí misma aunque tras la estela de la gran Marilyn Monroe en "Mi semana con Marilyn".

Se ha enfundado en trajes donde destacan sus curvas imposibles que ha tenido que aumentar por exigencias del guión, se ha tenido el pelo de platino imposible y se ha dejado llevar por la magia, la ingenuidad y el encanto del sex symbol más universal que jamás haya conocido hombre o mujer.

Para Michelle Williams, la clave es que no fuese una película sobre la vida de Marilyn. Admite que sintió aprehensión a la hora de abordar el personaje. "¿Cómo no estarlo?" dice Michelle Williams. "En realidad traté de ignorar mis miedos e intenté construir mi personaje más como ser humano que como famosa".

Para Williams, la oportunidad de interpretar a Monroe poseía un significado especial. "Crecí con un poster suyo en la habitación" revela Williams. "Siempre me ha interesado más la cara más humana de Marilyn, la apenas conocida, la Marilyn de antes de Marilyn Monroe. Incluso cuando era pequeña me seducía más la conexión no tanto con su faceta pública como por su personalidad al margen de los focos".

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