Ayoze García

Señores, esto del Festivalito está que arde. Técnicos de sonido que desearían tener el don de la ubicuidad para satisfacer tanta demanda de sus servicios, actores dispuestos a pasarse la noche en vela -los rodajes nocturnos parecen estar de moda-, equipos de cineastas distribuidos por (casi) todos los rincones de la isla... Y eso solo en lo que se refiere a la sección La Palma Rueda, la cual es sabido que ha congregado a unos 250 participantes estos días en la isla.

Quien más, quien menos, todos los directores han empezado como mínimo ya sus cortometrajes, que deberán tener listos para el jueves a última hora. Y por lo que se percibe, la cosecha cinematográfica que se proyectará el viernes será de gran variedad: desde lo más transgresor a lo más sesudo. Servidor tuvo la suerte de presenciar este lunes por la tarde el rodaje de un fragmento del corto que prepara Arima León y su equipo, compuesto por antiguos alumnos de la Escuela de Actores de Canarias (Andrea Zoghbi, Diana Marrero, Nayra Ortega, Borja Texeira y Sara Álvarez) junto a la violinista Cristina Renois.

Sin desvelar demasiado, sí puedo adelantar que ese trabajo va a estar centrado en el proceso de desarrollo de un mismo personaje teatral por parte de varios intérpretes y en distintos espacios. Uno puede haber leído algo sobre las diferentes teorías y métodos de actuación -León y compañía han seguido en este caso los del polaco Jerzy Grotowski-, pero ser testigo de su aplicación en vivo y sin ningún tipo de cortapisas, impresiona.

En otras palabras, el salón de actos del Club Náutico de la capital palmera se convirtió durante un rato largo en un solitario campo de batalla entre la actriz Sara Álvarez, el texto de su personaje y el espacio, y a la interpretación final se llegaba a través de una serie de fases, partiendo de la privación sensorial -una venda tapando los ojos- y los sonidos no articulados.

A la fuerza, solo una parte de ese material grabado formará parte del resultado final, aunque habrá que ver el cortometraje terminado, desde luego, entre otras cosas para comprobar cómo se complementa este fragmento con las aportaciones del resto de actores.

Rodaje en el Club Náutico. Fotos: Facebook del Festivalito

Por otro lado, a mí las proyecciones del Festivalito me están sirviendo para recuperar películas canarias que entraron a concurso en la última edición del Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria y que me había perdido. Así, el lunes le tocó el turno al documental 'Marina' de Haliam Pérez y también hubo una sesión de cortos (con títulos como 'Melodrama', de Cris Noda y Cayetana H. Cuyás o 'Rivero' de Coré Ruiz) que duró más allá de la medianoche.

Prácticamente pudo entenderse aquello como un entrenamiento para la que nos espera cuando haya que 'tragarse' los -previsiblemente- más de sesenta trabajos de La Palma Rueda. Con la diferencia, claro, de que en esta ocasión se instaló en la calle Blas Simón un plató al aire libre del espacio de Radio 3 'El séptimo vicio', justo detrás de la pantalla, y por allí iban desfilando los directores de los primeros cortos. El efecto generado cuando no se proyectaban imágenes era, tal y como comentaban los entrevistados, el de un cuadro de sombras chinescas, amenizado por la música de la banda isleña de rockabilly Tihuya Cats.

Y la cosa no quedó ahí. Una vez concluido el programa de radio, los cortometrajes seguían sucediéndose y no siempre para bien, así que decidí marcharme en torno a la una de la madrugada. Que el Festivalito es muy largo.