El actor británico Jamie Bell, que ha prestado sus gestos y sus movimientos al 'Tintín' digital creado por el realizador estadounidense Steven Spielberg, cree que el personaje "racista y misógino" de los años treinta ha quedado atrás "afortunadamente" porque aquel cómic fue "fruto de una época".

"El nuestro -afirma en una entrevista con EFE-, es un buen ejemplo de ética, de cómo ser grande siendo uno mismo, sin depender de ninguna característica salvo ser quién eres; Tintín no tiene superpoderes, es quien es por su propia identidad y ese me parece un mensaje magnífico para los niños".

Recién estrenada en Bruselas, ciudad natal del padre de Tintín, Georges Rémi 'Hergé' (1907-1983), 'Las aventuras de Tintín, el secreto del unicornio' es un prodigio técnico con el que el mago de la taquilla Steven Spielberg y su aventajado alumno, aquí productor, Peter Jackson vuelcan al cine imágenes que han reposado durante años en el subconsciente de una generación entera de jóvenes europeos.

Porque quizá en Estados Unidos, donde Tintín se publicó en los años sesenta, no tuvo la acogida que se le dio en Europa, y no sólo en Bélgica o Francia, que le adoptó de inmediato, sino también en España, donde el valiente y sagaz periodista se convirtió en ídolo.

Y Tintín, que no podía ser humano, continúa siendo un misterio, a pesar de tener la energía y la plasticidad del bailarín Jamie Bell, porque el actor, que saltó a la fama con otro niño prodigio, 'Billy Elliot' (2000), prefiere que siga siendo anónimo.

"Lo conocí con ocho años y he leído los 23 libros terminados por Hergè. Le tengo tanto aprecio y respeto tanto el universo de Tintín que sólo pensaba en no arruinarlo, era mucha responsabilidad", comenta el actor, que considera "tan buena" la tecnología empleada que ve en la mirada del dibujo "el alma y el espíritu" del personaje.

Spielberg ha contado que quiso llevar al cine a Tintín desde que supo de él en 1981, pero no le gustaron los guiones que le presentaron; el propio Hergè le autorizó a llevarlo adelante, a pesar de que su obra ya había sufrido para entonces algunos descalabrados intentos.

Pero es que todavía no se había inventado la técnica 'motion capture' -la captura digital de movimientos y gestos de actores que se incorporan al dibujo en 3D-, usado ya en 'El señor de los anillos' para animar a Gollum, personaje que interpretó el mismo actor que en 'Tintín' da vida al capitán Haddock, Andy Serkis.

'Yo le llamo el "Gandalf' de la captura de imágenes, es único, es el mejor y quien mejor ha sabido aprovechar esta nueva tecnología que, en esencia, es volver a lo más primitivo de la actuación", dice Bell de su compañero Serkis, de quien ha aprendido a "exagerar" y a ser "lo más expresivo posible".

El resultado es una recreación absolutamente fiel del cómic original, aunque el argumento mezcle varias aventuras del sagaz periodista: 'El secreto del Unicornio', 'El cangrejo de las pinzas de oro' y 'El tesoro de Rackham el Rojo'.

De hecho, para no perder esa esencia, Spielberg buscó guionistas no americanos, fans del cómic, que "presentaran" a Tintín, Hernández y Fernández, Milú y al capitán Haddock de una sola tacada, lo que, además, facilita las secuelas.

"Estaría encantado de ponerme otra vez los pantalones de golf", dice un simpatiquísimo Bell, que intercala en su discurso las cinco palabras que conoce en español, entre ellas; "Hola, soy Jaime Campana", la traducción literal de su nombre.

En esta película, el célebre reportero se ve involucrado en una venganza que se remonta varios siglos tras comprar a un anticuario una réplica de una goleta llamada "Unicornio", propiedad de un antepasado del capitán Haddock que le es arrebatada por el malvado Sakharine (Daniel Craig), descendiente a su vez del pirata Rackham el Rojo.

El director de 'E.T. ', 'Parque Jurásico' o 'La lista de Schindler' consigue dar a "Tintín" una credibilidad que engancha desde el primer minuto, si bien es la batalla naval el momento culminante de su virtuosismo técnico.

La película, producida por Columbia y Paramount Pictures, se estrena en España el próximo viernes.