Después de seis meses espada en mano -lo que duró la filmación en Hungría de la serie 'Alatriste'-, a Aitor Luna se le ha quedado en el cuerpo la afición por la esgrima, "aunque reconozco que la he abandonado un poco este verano porque me saturé un tanto".

Para el actor guipuzcoano -nació en Bergara en 1981-, su práctica tiene efectos terapéuticos: "Te libera de la energía que sobra y es muy eficaz contra las malas pulgas", comenta divertido. También es imprescindible para encarnar al personaje creado por Pérez-Reverte y al que admira por diversas razones.

"Gracias a 'Alatriste' he aprendido a ser austero. Me he mudado a casa de unos amigos: ellos precisaban una ayuda con la hipoteca, y yo, un poquito de cariño. Llené dos maletas y le di el equipo de sonido a mi hermano. Pero además, la infancia del personaje me ha hecho reflexionar sobre cómo esta marca el camino de nuestra vida". Él inició muy joven su carrera en producciones para la televisión vasca, pero se dio a conocer gracias a 'Los hombres de Paco'.

Después llegarían 'Gran reserva', por la que consiguió el premio de la Unión de Actores al mejor secundario, y 'La fuga', un exitoso serial de ciencia ficción, con los que demostraba su preferencia por "personajes con esquinas". Tras su paso por el 'Hamlet' de Tomaz Pandur en los escenarios, le ha llegado el momento del cine. Participa en 'Matar el tiempo', con su hermano Yon González -"un experimento maravilloso, rodado con webcam"-, y espera incorporarse al nuevo proyecto de Enrique Urbizu y al rodaje de 'My Bakery in Brooklyn' en Nueva York, junto a Blanca Suárez.