Para mí lo intrigante de la obra de Amaury Santana, más que su marcado carácter autobiográfico, es su férrea cohesión: no es que siempre esté hablando de lo mismo -ni de sí mismo-, sino que cada película suya se relaciona con las demás de un modo orgánico. 'Diarios', ganadora el año pasado del Premio Richard Leacock al mejor largometraje, mostraba los entresijos de su proceso creativo: si mal no recuerdo, se mencionaba el corto 'Luces' y concluía con el inicio de los preparativos de su anterior documental sobre dos camioneros, 'Vidas sobre ruedas'. Era, por así decirlo, un pieza importante del puzzle.

De nuevo dentro de la sección LPA Film Canarias, ahora presenta 'Entre silencios', donde el episodio contado en su pieza de cuatro minutos 'Cool' (que sigue siendo de lo mejorcito que ha hecho) se imbrica con una investigación sobre su familia paterna. No sé lo que podrá pensar una persona que no conozca a Amaury ni su cine (en este caso, conocer es sinónimo de comprender) al verlo desnudo en la primera secuencia de la película, ni tengo del todo claro si era necesario explicitar reconstruyéndolo de manera tan cruda el encuentro sexual que en 'Cool' era pura sugerencia.

Lo cierto es que cuesta imaginar un mayor grado de autoexposición física o psicológica que el alcanzado en esas escenas, y a lo mejor por eso Amaury las sentía como parte integral de 'Entre silencios', pese a que, no nos distraigamos, el núcleo del filme lo ocupa la distante relación con su padre.

La familia ya estaba presente como runrún de fondo en 'Diarios', y esta vez pasa a primer plano: si bien no determina el presente, traza unos senderos de los que cuesta bastante desviarse, generación tras generación.

Pero no es necesario desvelar más. Hace un tiempo, cuando se exhibió 'Cool' en el mismo Teatro Guiniguada en el que este domingo tuvo lugar la proyección de 'Entre silencios', hubo gente entre el público que quiso saber si aquella era una historia cierta, realmente vivida por el cineasta. Ahora esa respuesta, junto a otras muchas, sale a la luz aunque para ello tenga que recurrir a vías un tanto tortuosas, igual que el gato que vemos colándose por una ventana enrejada en la casa de la madre de Amaury.

Dos apuntes más. Primero: es un placer comprobar que Jonas Mekas sigue en la brecha, defendiendo su concepción artesanal del cine, de tijeras y moviola, y entregándonos trabajos como 'Outtakes From The Life Of A Happy Man' de 2012. Estas "tomas falsas de un hombre feliz", incluidas en la sección Banda Aparte del festival, son un calidoscopio de sus grabaciones caseras que continúa en la senda de la aclamada 'As I Was Moving Ahead Occasionally I Saw Brief Glimpses of Beauty', aunque con un metraje más asumible de 68 minutos.

Recordemos que Mekas, que en la actualidad tiene 91 años, es un grande del cine estaudounidense de vanguardia y uno de los principales inventores del concepto de diario filmado, que por cierto tiene mucho que ver con lo que hace Amaury.

Segundo: uno intuye que 'Educaçao Sentimental', la aportación del brasileño Júlio Bressane a la sección oficial, tiene más miga de lo que parece. Habría que volver a verla, ¡ojalá haya tiempo!