Nora Navarro

El Teatro Pérez Galdós fue escenario ayer del estreno absoluto en España del espectáculo Casi Normales,Casi Normales un musical en clave de pop-rock poco convencional que afrontará un total de 12 funciones en la capital grancanaria para continuar su recorrido en la sala Barts de Barcelona y en el el Teatro de La Latina, en Madrid. Se trata del debut teatral de Nostromo Live, escisión escénica de la productora Nostromo Pictures, que lideran el grancanario Adrián Guerra y Núria Valls ('Palmeras en la nieve', 'Buried'...) y que nace del imaginario del escritor y guionista Brian Yorkey, autor de la serie 'Por 13 razones', en la que explora un fenómeno tan complejo como las motivaciones de una adolescente, Hannah Baker, para el suicidio.

El autor vuelve a ahondar en los tabúes ligados a los trastornos psicológicos, en esta ocasión, con el esbozo de una familia herida por el diagnóstico del trastorno bipolar de su protagonista, Diana Goodman, cuyo espectro emocional recorre en escena la poderosa voz de Nina. La acompaña un elenco en el que destacan el argentino Guido Balzaretti y la barcelonesa Jana Gómez, en la piel de los hijos de Diana, arropados por una banda en directo que marca el ritmo de más de dos horas de trama, cuyo 97% es dramaturgia musicalizada en la estela del pop.

El tormento interior de la protagonista pone de manifesto los propios claroscuros de una familia marcada por el dolor, los silencios y la necesidad de proclamar que "todo va bien", porque, como reza Tólstoi, "todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera". El eje conceptual sobre el que pivota el texto, que incurre en algunos clichés de autoayuda, es la reflexión acerca de en qué consiste "ser normal" y en que acaso el camino de la superación consista en alcanzar la cima de ser "casi normales".

Y esta lectura positivista conecta con el público -la pieza aterriza en la capital grancanaria con tres premios Tony a sus espaldas, incluyendo el de 'Mejor Música de Musical', y el premio Pulitzer-. Su debut nacional el pasado jueves en el Pérez Galdós despertó las ovaciones del público después de un viaje musical con giros sorpresivos, que teje humor, abandono, histrionismo, electroshocks, psicofármacos, reproches y redención a golpe de música.

Pero el planteamiento de incardinar una cuestión tan dolorosa y compleja como el trastorno bipolar en un espectáculo musical es arriesgado y, sin duda, nace con esa intención. Para algunos, hará este cóctel dramático más digestible, ameno y emocionante; para otros, más incongruente y ajeno, porque el cruce de todos estos elementos es la sobredosis imposible, tanto por sus excesos como, sobre todo, por todo lo que no cabe en unas cuantas canciones.