Nora Navarro
La denuncia de que la presencia de las mujeres en el arte sigue siendo minoritaria es insuficiente en pleno siglo XXI. Su ausencia histórica en las colecciones de arte y salas expositivas no se debe a su inexistencia, sino a su invisibilidad. Por esta razón, el rescate de su obra no puede detenerse en la reivindicación, sino que debe mirar a su "integración en el discurso artístico".
Así lo manifiesta Yolanda Peralta, doctora en Historia del Arte por la Universidad de La Laguna y comisaria de la exposición 'Mujeres en los márgenes. Las artistas en la colección de la Casa de Colón', que sitúa en primera página las obras de 18 mujeres artistas, tanto canarias como extranjeras que recalaron en las islas, procedentes de los fondos del museo americanista.
La muestra abre sus puertas el 14 de marzo en la Casa de Colón y exhibirá obras de Lola Massieu, Jane Millares, María Belén Morales, Pino Ojeda, Maud Westerdahl, María Dolores Andreo, Gina Berndtson, Pilar Burges, Iberia Carque, Rosario García Charina, Elvireta Escobio, Pino Falcón, Yolanda Graziani, Yvonne Guégan, Fanny Lozano, Marta Mariño, Alicia Martín Fernández y Ana Gracia.
El conjunto, que engloba piezas que recorren desde la década de los 40 hasta los 80 del siglo XX, registra distintas técnicas, estilos y temáticas "que relatan la historia de lo que ha sido parte del desarrollo del arte en la capital grancanaria", apunta Peralta.
El centro museístico descubrirá durante más de un mes, entre otras creaciones, las cerámicas de Alicia Martín Fernández, los abstractos de Lola Massieu, los retratos de Jane Millares o Elvireta Escobio, una escultura en madera de Charina García, un bodegón de Pino Falcón o una puesta de sol en laca y esmalte de Pino Ojeda.
El recorrido permite seguir la trayectoria de los acontecimientos de la época en el terreno del arte, como fueron las estancias de artistas extranjeras en la ciudad, entre ellas, Gina Berndtson, que expuso una muestra individual de 27 óleos y acuarelas, en 1948, en el Museo Canario. Una de estas pinturas, 'Muchacha en interior', integra la selección Mujeres en los márgenes. También lo hace un esmalte sobre táblex, 'Mano', de Maud Westerdahl, artista francesa afincada en Tenerife, vinculada a la generación surrealista de París y amiga de su fundador, André Breton.
En cuanto a las creadoras isleñas, la muestra se hace eco de las obras de creadoras que participaron en los grupos artísticos de vanguardia en los años 60 en Canarias, como fueron los grupos Nuestro Arte, en Tenerife, y Espacio, en Gran Canaria, por los que desfilaron Pino Ojeda, Lola Massieu o María Belén Morales. Precisamente, los tres nombres han sido objeto de retrospectivas recientes de la mano del CAAM y del TEA, a cuyo respecto Peralta destaca que "en Canarias, se están dando pasos a favor de una mayor visibilidad, lo cual está muy bien, pero el rescate por sí solo no es suficiente".
La experta señala que "las muestras colectivas como Mujeres en los márgenes ponen de manifiesto que no existe un arte femenino, porque basta ver la selección para deducir que la obra abarca una gran variedad de temas y de técnicas". "La crítica intenta establecer afinidades e insiste en la idea de una sensibilidad o mirada específicamente femenina, como si hubiera una forma de ser mujer artista, pero nunca hemos oído hablar de un arte masculino como denominador común", apunta.
Más allá de visibilizar, se debe aprender a mirar, sin sesgos de género. "Todavía se hacen interpretaciones equivocadas bajo la etiqueta de arte femenino o se destacan aspectos de su biografía, como esposas o musas, en vez de destacar sobre qué artistas han ejercido influencia o cuál ha sido su aportación a la historia del arte", sostiene. "Por eso es importante integrar a las mujeres en el discurso artístico, no agruparlas en un gueto o habilitar un espacio sólo para mujeres, como si fueran algo aparte. Esta es la labor que aún queda pendiente: no sólo recuperarlas y aportar nuevas lecturas sobre sus obras, sino insertarlas en el relato artístico, que es el lugar que les corresponde".
