Diego F. Hernández

La suerte profesional sonríe con generosidad a Leiva. El músico y productor nacido como Miguel Conejo Torres (Madrid, 1980) está exultante con su tercer trabajo discográfico, 'Monstruos' (2016), que no para de reportarle más alegrías de las que cabía esperar cuando empezó a diseñarlo. Las ventas, el impacto de la gira entre el público y la crítica, y en definitiva, el repertorio que envuelve este 'Monstruos' han puesto a Leiva en los puestos nobles del rock español. El que es su tercer capítulo en solitario tras bajarse de la nave nodriza Pereza, en la que se mantuvo una década junto a Rubén Pozo, trae a Leiva y su 'Leiband' a los escenarios de Gran Canaria y Tenerife. Hoy viernes, los 'Monstruos' de Leiva asoman por el pabellón Gran Canaria Arena, en Siete Palmas, en la capital grancanaria, a las 21.00 horas, y mañana sábado en otro pabellón, en el Santiago Martín en La Laguna.

"Voy a Canarias con toda la banda, con los ocho músicos, con toda la artillería para hacer un show de rock and roll", anunciaba el artista a principios de semana en medio de una vorágine de compromisos profesionales propios y para terceros. En esta entrevista, Leiva hace balance de su trayectoria profesional en solitario con paradas en los tres discos publicados hasta la fecha, de su rol de compositor de bandas sonoras, y de la producción del último disco de Joaquín Sabina, 'Lo niego todo', un envite mayúsculo que se según sus propias palabras, "es algo que me llevo a la tumba".

La entrevista, vía telefónica, tuvo lugar en un alto en la grabación de una banda sonora. "Estoy terminando la música de una película, y estoy con mucho trabajo, la verdad", explica Leiva. La película no es otra que 'La llamada', adaptación del espectáculo teatral en clave musical de título homónimo dirigido por Javier Ambrossi y Javier Calvo, que llega ahora a la gran pantalla. "Es una obra de teatro que se hace película, es muy bonita. Y lo que ocurre es que terminé con el disco de Sabina, se mezcló con la gira, la banda sonora, demasiada tarea, pero ya termino la banda sonora".

Llega a Canarias con dos conciertos en Gran Canaria y Tenerife. ¿Qué tienen de excelencia los 'Monstruos' de Leiva para que hayan hecho tanto ruido mediático, casi como fenomeno de temporada?

No sé si habré sido un fenómeno, pero en cualquier caso siento que cuando un disco funciona y trasciende y los tiques se venden tan rápido, y las cosas de repente cogen una velocidad mayor, me gusta atribuírselo siempre a las canciones. Las canciones son más importantes que los artistas y que la pirotecnia de marketing. Las canciones van solas y ellas mismas son las que conectan o no con la gente, y en este caso y en este disco, las cosas han salido bien. Las canciones han conectado, así que las cosas están saliendo muy bien.

¿El éxito se lo atribuye a esa conexión, a que el público se identifica con sus letras?

La idea en la música es hacer compañía. Soy una persona normal a la que le pasan cosas muy normales, y que vivo una vida muy normal, por lo tanto supongo que cuando estas contando las cosas desde ese prisma estás hablando directamente a la gente. Y creo que hay un punto de comunión extra en este disco con la gente, todo el mundo tiene sus fantasmas, y todo el mundo tiene un montón de nudos que resolver y que no sabe cómo, y este disco que está tratando de esos fantasmas, y mucha gente dice ¡coño, pero si a mí me pasa lo mismo!

Es un disco sin artificios y con balance calculado entre la electricidad y los medios tiempos.

No grabo los discos de una manera premeditada, ni trato de equilibrarlos haciendo aquí seis canciones más rock, aquí bajo un poquito, esas curvas salen de manera natural, no siento que haya preparado, pero sí que es un disco completo. Al final, cuando pasas los meses te das cuenta de cómo es la obra. Mientras la estás haciendo no te das cuenta de que estas haciendo algo conceptual, y cuando terminas, el propio disco está ordenándose solo, es así. El disco tiene un equilibrio natural que ni siquiera había pensado.

Han pasado tres años desde el disco anterior, 'Pólvora'. ¿La vorágine de trabajo de la que hablaba antes ha marcado los tiempos? Las segundas partes son difíciles para cualquier artista, y el tercero disco debería marcar el camino, un discurso musical propio y maduro.

Sí, el tercer disco es importante, y en el caso mío más. 'Diciembre' fue una carta de presentación, tuve que batallar mucho, las cosas no fueron bien; 'Pólvora' funcionó mucho, más de lo que pensaba, y con 'Monstruos' había que estar a la altura de lo que había ocurrido con 'Pólvora', así que no era nada fácil. Siento que se cierra una especie de trilogía con estos tres discos, me da la sensación a nivel sónico, de textos, es el cierre de algo.

¿Esto da pie a un posible punto de inflexión en el futuro artístico de Leiva a medio plazo?

Puede ser. Es muy difícil direccionar la creación, no es algo tan sesudo, es algo que va saliendo sin saber a dónde vas realmente, pero sí que para mí hay un punto de inflexión donde siempre se pueden asomar nuevas cosas.

Ha tenido a Carlos Raya de nuevo en la producción, habitual en su carrera y responsable igualmente de su anterior 'Pólvora' y sin quererlo, según sus palabras, le ha salido un disco casi conceptual. ¿Contento con el carácter de 'Monstruos'?

Cuando grabas a la vieja usanza con cuatro personas tocando en directo y sin pirotecnia, de alguna manera todo tiene más empaque, más espacio, hemos podido afilar mucho las guitarras, que todo tenga un sonido muy compacto, con mucho empaque, y Carlos ahí es un capo, esto lo hace muy bien, tiene mucho oficio a la hora de hacer este tipo de disco. Es importante contar con un productor de este tipo, tener la confianza para decir que no a ciertas cosas, y poder mostrarte otros caminos diferentes. Yo que también soy productor me cuesta sentarme con alguien, y es de agradecer que tenga una perspectiva parecida a la tuya. Con Carlos tengo ese punto de confianza de poder decirnos que esto no mola, que yo haría otra cosa, de otra manera. Tenemos un equipo desde hace ya muchos años, y una manera de ver la música muy parecida.

Cada canción tiene entidad propia, su propia historia, más allá del primer single 'Sincericidio' o 'La lluvia en tus zapatos'.

Es importante seguir haciendo discos, ir concibiendo la cosa como un todo más que como canciones. Es verdad que las canciones deben de tener su vida propia y su carácter, pero sigo pensando que los discos hay que degustarlos así, enteros, más que las nuevas tendencias de la tecnología de consumir canciones solo, sigo apostando por el disco entero.

La música en directo ha recuperado mercado y la facturación remonta los años de crisis. ¿Son buenos tiempos para el rock español, y en particular para productos como Leiva?

Para mí nunca fueron malos tiempos, lo fueron para la industria, pero desde que arranqué con Pereza en 1999 nunca viví malos tiempos creativos, es más, toda la crisis discográfica con la que llevamos en los últimos diez años ha contribuido a que salgan cosas superinteresantes, y creo que el rock goza en España de una salud muy importante, mucho festival y mucha gente haciendo cosas muy interesantes, y sobre todo hay muchas chicas haciendo cosas tremendas, mujeres que tienen entre 20 y 30 años están haciendo música que para mí es más interesante que la de los chicos. La generación de mujeres que nacieron a finales de los años ochenta está haciendo ahora cosas que me parecen brutales.

Un contexto que obliga a ponerse las pilas.

Claro que sí. Todo lo que sea tener a alguien muy bueno a tu lado siempre es mejor para todos.

Los caminos de Leiva y Joaquín Sabina se han cruzado con motivo del regreso del cantante con el disco 'Lo niego todo', el decimoséptimo trabajo de estudio, en el que usted se ha puesto a los mandos de la producción. Su rol no fue terminar un repertorio sino construir las piezas que estaban en construcción. ¿Cómo llegó a Sabina y que balance puede hacer de esta experiencia que surge desde el respeto y la confianza mutua?

Joaquín Sabina es un profesional diferente a la hora de crear las canciones juntos, de alguna manera partir de cero con todas las canciones. Es un proceso muy íntimo donde no es fácil que salga bien. Sentarte con Sabina con un folio en blanco a crear un disco entero no es fácil. Un gran placer y honor por supuesto trabajar con Joaquín, que me permita ordenar sus versos, que me permita poner un traje musical a su obra, trabajar y crear con él, pasar muchos meses juntos encerrados y trabajando, ha sido algo que me llevo a la tumba, obviamente.

¿Esta relación con Sabina ha sido lo mejor que le ha pasado a nivel profesional, al margen de su trabajo primero con Pereza y luego en solitario?

Bueno, más personalmente que en lo profesional, ha sido una experiencia muy bestia por lo que supone juntarte con un capo en el oficio de las canciones y aprender, crear, construir y confiar el uno en el otro, una relación de hermandad que ha sido un episodio muy importante para mí, claro.

Con anterioridad al disco último de Sabina tuvo la oportunidad de trabajar con algunos sonetos suyos en 'De pie sigo', junto a Miguel Ríos y Pedro Guerra en el álbum '14 de ciento volando de 14', que publicó el músico tinerfeño a partir de textos poéticos del propio Sabina.

Pedro Guerra es un tipo que admiro, tengo mucho respeto por su obra, mantenemos una buena amistad, y musicar un soneto de Joaquín es siempre una tarea muy complicada, la gente no se da cuenta de lo difícil que es, por la métrica, y Pedro lo tiene bien pillado y también fue un gusto trabajar con él.