La música pop despierta un sentimiento de alegría o de tristeza a lo largo de toda una canción. "Pero la música clásica, en el transcurso de 15 minutos, te lleva por todas las emociones". Así definió el pianista británico James Rhodes la belleza atemporal de La Chacona de Johann Sebastian Bach (1685 - 1750), que lo salvó tantas veces del infierno.

La universalidad del legado de Bach ha suscitado infinitas aproximaciones y relecturas a través de distintos prismas y lenguajes. Pero La Fura dels Baus, la compañía experimental y rupturista que redefinió el espacio de lo escénico, se lanza al universo bachiano con toda su artillería.

El Teatro Pérez Galdós viaja al siglo XVIII más contemporáneo, los próximos 9 y 10 de marzo, columpiado por la Cantata de los campesinos de Bach, pero con La Fura dels Baus como artífice del columpio. El ritmo del balanceo sigue la coreografía de contrastes poliestéticos que distingue a la compañía catalana más transgresora: la melodía y la performance, la mecatrónica y el arte, el espectáculo y la crítica, y lo sublime y lo provocador, arropadas por un espectro estilístico de melodías barrocas, flamencas y electrónicas, unen sus espaldas e invitan al baile de Free Bach 212, una de las piezas más alegres y satíricas del maestro alemán. "Este concierto-performance inspirado en Bach mantiene el espíritu de la Cantata de los campesinos, con las melodías populares barrocas y el canto al trabajo, que interpreta en directo el ensemble Divina Mysteria", apunta Miki Espuma, furero histórico y uno de los seis directores artísticos de la formación, que regresa a la capital grancanaria después de cinco años.

"Pero, luego, incorporamos la música electrónica y la voz flamenca de Mariola Membrives, que es la parte más furera, mientras que el vídeo y la escenografía se ocupan de coser todos los elementos en escena". "En este sentido, Free Bach 212 tiene toda la parte de experimentación y virtualidad que caracteriza a La Fura, pero, al mismo tiempo, destila ese sentido del humor irónico que le imprimió Bach", añade.

Tapiz de emociones

Por su parte, el hilo con que Bach tejió la Cantata de los campesinos, subtitulada Cantata burlesca, apuntaló, tal como señaló Rhodes, un tapiz de las emociones más diversas. Precedida por la Cantata del café, Bach culminó esta pieza hacia 1742, una vez se propuso completar el cuadro de la sociedad de su tiempo con un retrato satírico de los campesinos de Sajonia (Alemania), que dedicó en su estreno al recaudador de impuestos Carl Heinrich von Dieskau envuelta en una crítica abierta a su sistema oligárquico.

Por tanto, en el discurso de esta pieza secular de 24 movimientos, ambientada en una taberna cervecera y basada en un texto literario en sajón, hierven diálogos políticos e insinuaciones eróticas, aroma a malta y a cebada, escenas de amor y de pobreza, la brecha entre el campo y la ciudad, y la danza alegre del campesino, impregnada de la atmósfera paródica y alegre del convite.

Y la adaptación libérrima de la cantanta BWV 212 de Bach a cargo de La Fura recorre este muestrario de emociones con una poética multidisciplinar, pero que se basa, sobre todo, en una arriesgada aleación de estilos musicales. "Durante la construcción de este proyecto aprendí que Bach, en su estructura, trabaja de una forma muy geométrica y matemática que sigue una misma formula: un aria y un recitativo, un área y un recitativo... Así que nosotros le hemos añadido un reprise final de sonidos electrónicos, donde me permito hacerle un homenaje a mi admirado John Cage, que fue el primero que comenzó a trabajar la música aleatoria o electrónica desde una perspectiva clásica", indica Espuma.

"Y después tenemos toda esa parte flamenca con la cantaora Mariola Membrives, que todavía no es muy conocida, pero quien me consta que impresiona siempre allá donde actúa", prosigue. "Nosotros llevamos trabajando con ella durante un año, y yo todavía me emociono cada vez que la escucho cantar".

Por su parte, "las videocreaciones de David Cid dotan de un contexto general del trasfondo político", por el que desfila un grupo de campesinos en un segundo plano narrativo en mute, y que, a un tiempo, propone "un interesante juego visual" que completa el trabajo escultórico de Fernando Bravo, y que emula formas humanas en la taberna de los agricultores.

Y al respecto de esta fusión escénica, donde se dan la mano lo clásico y lo contemporáneo, Espuma manifiesta que "si hay un punto fuerte que tiene La Fura ha sido el hecho de popularizar estilos hasta este momento tan elitistas como el teatro clásico o la ópera". "Creo que nuestra aportación en el trabajo escénico ha sido llevarlo a todos los públicos: me gusta mucho, aunque sea un poco tópica, que dice que La Fura ha llevado las camisetas a los teatros de la ópera. ¡Hasta ese momento todo el mundo iba en pajarita!", comenta. "Pero no ha sucedido de forma estratégica, sino porque la Fura, con su manera de trabajar, muy instintiva y muy directa, lo ha propiciado, de modo que esto es una consecuencia del trabajo de La Fura, de la que estamos muy orgullosos y muy contentos. Y algo parecido sucede con Free Bach 212, una cantata tan intelectual como poco oída, que, dentro de este envoltorio de música electrónica y flamenca, se acerca al público que no está acostumbrado a escuchar música clásica, y tal vez despierte en él un interés por esta música universal", concluye.

Un esperado regreso

La Fura dels Baus, asidua de la cartelera isleña, regresa a la capital grancanaria con Free Bach 212 al abrigo del ciclo Música y Literatura, cinco años después de su última visita, cuando presentó en 2013 Afrodita y el juicio de París, en el marco del Temudas Fest.

Además, su regreso coincide con la conmemoración del 10º aniversario de la reinauguración del Teatro Pérez Galdós con la celebrada ópera La hija del cielo, primera ópera canaria de gran formato sinfónico y coral, compuesta por Juan José Falcón Sanabria con libreto de Guillermo García-Alcalde y producción escénica de La Fura dels Baus. "Nosotros guardamos un recuerdo excelente de La hija del cielo", rememora Espuma. "Prácticamente toda la producción se hizo en Las Palmas de Gran Canaria y dentro del equipo comentamos que en Canarias se trabaja -y se vive- muy bien". Este mismo año, La Fura presentó e el Teatro Cuyás el montaje Metamorfosis, inspirado en la obra cumbre de Kafka y considerado el menos "furero" de su trayectoria.

Entre medias, el 28º Festival de Música de Canarias programó en 2012 de una versión de la popular cantanta Carmina Burana de Carl Orff realizada por La Fura, junto a la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria (OFGC) y el Orfeón Pamplonés, bajo la dirección de Pedro Halffter. Se trata del segundo espectáculo más representado de La Fura -de 2011 a 2017- después de Suz/O/Suz -de 1985 a 1996-. La ambiciosa puesta en escena de La Fura, con efectos especiales y fragancias primaverales, multiplica el gran poderío escénico de Carmina Burana, que regresa el próximo 16 de marzo al Teatro Tívoli de Barcelona.

Otra de sus grandes representaciones en la capital grancanaria fue Boris Godunov, en 2008, en el Teatro Cuyás, una potente propuesta de metateatro donde los espectadores se convierten en blanco de un atentado terrorista, que recrea el asalto de comandos chechenos a la sala Dubrovka de Moscú. A comienzos de siglo, en 2002, la compañía presentó su propuesta más provocativa y pornográfica, XXX, basada en el libro La filosofía del tocador, del Marqués de Sade.

Y un año antes, en la desaparecida nave de Alcorde, La Fura presentó la experimental Obs, diminutivo de "obsesión", donde, al más puro estilo "furero", los actores rompían la cuarta pared para interactuar con el espectador".