El músico y periodista Fernando Argenta (Madrid, 1945) regresa al Auditorio como presentador del 'Conciertazo' que preside el primer concierto del Joven Festival, la apuesta familiar del 28º Festival de Música. Mañana a mediodía junto a la Sinfónica de Las Palmas y con Pascual Osa en la dirección, asegura que el público "saldrá con una sonrisa de oreja a oreja".

- Regresa usted al Joven Festival como la gran estrella y conductor del primer concierto de la programación familiar. ¿Qué se va a encontrar el público que acuda a los auditorios canarios?

- La propuesta es tanto para pequeños como mayores, desde Malambo, de Ginastera, que es una cosa frenética como casi todas las obras, pensadas para salir bailando de allí. De esto a música de cine como el tema principal de Superman, de John Williams, música española como el preludio de El Bateo, de Chueca, la obertura de Caballería Ligera, de Suppé, el Can Can de Orfeo en los infiernos, de Offenbach, las polcas de Johann Strauss..., vaya como un concierto de Año Nuevo pero en bueno, no en vienés.

- ¿El programa se conforma en función del público? Se lo pregunto porque respecto al pasado año se insiste en obras de Williams y Offenbach, y se prescinde de otros como Rossini, Chaikovsky y Mozart.

- El formato es el mismo, tipo Conciertazo, y si hacemos alguna otra cosa dentro de algunos años igual preparamos una ópera para niños, pero en principio el Conciertazo que estuvo nueve años en antena en televisión tuvo el mismo formato con diferente contenido. Esto es igual, es un espectáculo que se basa en la participación de todo el público, que los niños salgan y se disfracen y actúen, que la música sea vibrante con muchas cosas conocidas, que la orquesta sea sinfónica y suene bien, que para eso Pascual Osa es muy exigente, porque da lo mismo que el público sea niños o mayores, y es en definitiva un concierto en familia, donde se rompe la barrera que se produce muchas veces entre los músicos y público, y que el público salga de allí con una gran sonrisa de oreja de oreja.

- El concierto en el Joven Festival es mañana sábado a mediodía y hoy viernes se celebra otro Conciertazo para los escolares de Gran Canaria.

- Si, al igual que hicimos el año pasado, y es el mismo programa pero sin tanta parafernalia como los conciertos en familia. Primero, porque el tiempo es más ajustado, y allí no va a haber un profesor por cada 25 niños. Yo soy de los que piensan que la disciplina se enseña en la familia y en los colegios, no en los conciertos, porque entonces saldrían de allí diciendo "vaya rollo este".

- Se produce el efecto contrario, entonces.

- Claro, es mi teoría, igual estoy equivocado, pero la pedagogía musical no puede ser aburrida, la peor pedagogía es aburrir a los niños, y aunque en este barco estamos muchísimos remando en la misma dirección, y respeto a los colegas, lo único es que no comparto, con lo que no puedo es con quienes hacen de cada concierto un drama.

- El 28º Festival de Música tiene a Mozart y Beethoven como compositores de cabecera. ¿No tuvo la tentación de recurrir a alguno de ellos por su condición de clásicos y populares?

- Ya el año pasado hicimos algo de Mozart, y de Beethoven este año no hay, y la verdad es que ni me he fijado en esto. Si lo hubiera tenido en cuenta se podría hacer un guiño a Beethoven, que es uno de los grandes. De todas formas, pondremos toda la pasión en el concierto para que los padres se sientan como un Beethoven desabrochado. Esa es nuestra intención.

- El éxito del Joven Festival en su primera edición ha empujado a mantener esta programación familiar. ¿Considera necesario que se celebren eventos de este tipo para continuar formando al público del futuro?

- Por supuesto. Vamos a trasladarnos al fútbol. Por qué gana el Barcelona tantas cosas, pues porque tiene una cantera y ha sabido mimarla. Hay que cuidar a los pequeños, son el futuro, y hay que inculcarles valores, espíritu de sacrificio, que sepan ser personas, y un concierto de este tipo va en esta línea. En un concierto para escolares puedes seleccionar a la audiencia en función de las edades, pero en un concierto abierto a la familia te encuentras con niños de dos años, me he encontrado incluso con una señora con la teta fuera dando de mamar a un niño. Lo que tiene que ser es un concierto que agrade a todo el mundo. ¿Qué cómo se consigue? Pues haciendo una especie de guiño a los chavales y decirles "estamos con vosotros y la orquesta es vuestra".

- Supongo que la figura de Fernando Argenta y su impronta ha sido determinante en que el Conciertazo sea parte de la cultura popular del país.

- Cuando empecé con esto de los conciertos para niños hace más de 30 años no sabía cómo iba a funcionar, y me di cuenta de que era una especie de Peter Pan, y los que no tengan este espíritu, mal asunto. Me considero un niño y los trato como igual. A los niños hay que tratarlos bien, sin tonterías y con el respeto que se merecen. Los niños se portan bien, y puedes hacer que un auditorio esté completamente callado sin que le metas una reprimenda. El niño no puede estar forzado, ni quieto en el asiento, ni callado si le gusta lo que ve y oye, y si no le gusta al contrario, o que te respondan de una manera directa y te dejen en bolas. Tú no puedes evitar eso, ni se debe hacer.