Una irónica y cáustica Yo, el heredero, del director, actor y escritor italiano Eduardo de Filippo, en la que se analiza la condición humana disfrazada algunas veces en tono de comedia y otras de drama, se representará hoy y mañana, a las 20.30 horas, en el teatro Pérez Galdós.

Dirigida por Francesco Saponaro, del Teatre Uniti-Napoli, la obra cuenta con un reparto formado por Ernesto Alterio, José Manuel Seda, Yoima Valdés, Mikele Urroz, Concha Cuetos, Rebeca Matellán, Fidel Almansa, José Luis Martínez, Abel Vitón y Beatrice Binotti. En esta ocasión, además, se cuenta con un grupo de investigación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria que realizará una experiencia inédita para exhibir teatro a un grupo de discapacitados.

"La crisis actual ha puesto de relieve cómo los defectos del ser humano y sus problemas se repiten pese al paso de las generaciones", señaló Concha Cuetos durante la presentación. "Pese a ser una obra que data de 1942, la podía haber escrito esta mañana De Filippo", añadió ya que, ilustra el momento que estamos viviendo perfectamente, porque "habla mucho del dar, del recibir, de lo que es ser rico y lo que es ser pobre", siempre con las claves particulares de ironía y humanidad propias del Neorrealismo Italiano, movimiento en que se enmarca De Filippo.

Carcajada.

Para Cuetos "se trata de una obra muy divertida", aclaró, "en la que se te escapa la carcajada, y luego veces piensa que no ha tenido ni pizca de gracia".

Por su parte, Ernesto Alterio definió la obra "como un ejercicio teatral complejo y muy divertido con doce actores en escena" y destacó su cualidad de conectar desde una distancia temporal con varias generaciones debido a que los cineastas neorrealistas, que "tienen mucha humanidad" y "hablan de lo esencial del hombre". Alterio invitó a que los espectadores hicieran una reflexión tras ver la obra, ya que habla de "la importancia de mirar adentro de uno y preguntarse realmente cuál es el propio camino, más allá de todo el carnaval que le rodea".

La escenografía, de Andrea D'Odorico, está hecha de manera especial, ya que es una gran casa donde vive esta familia adinerada, pero no de una forma realista, sino que tiende a sugerir que a detallar. Alterio destacó que se trata de una obra que llega a todo tipo de público. "Llevó un mes y medio en el María Guerrero y tuvo la virtud de concretar con un abanico muy amplio de público. Desde el público popular, hasta el intelectual, o desde jóvenes adolescentes hasta de la tercera edad. Tiene que ver con la magia que tiene el autor para atrapar a todo el mundo", señaló.