'María se puso en camino deprisa'. Este es el lema de la 51ª bajada del Pino, que partirá desde las 6.30 de la mañana del 31 de mayo desde el frontis de la Basílica para llegar a Santa Ana después de casi 21 kilómetros y cerca de catorce horas de recorrido. Y coincide con el centenario de la Virgen del Pino como Patrona de la Diócesis de Canarias.

Ni siquiera el riesgo de lluvia amenaza su celebración, ya que el trono móvil que llevará a la Virgen, sobre la base de un vehículo adaptado del Ejército de Tierra, se cubrirá si empeora el tiempo.

Casi 700 agentes de los distintos cuerpos de seguridad y servicios sanitarios velarán por el correcto discurrir de este acontecimiento, cuya organización pide "civismo", "cordura", "colaboración" y "respeto por el medio ambiente" a los cerca de 150.000 y 200.000 peregrinos durante las casi doce horas de recorrido, en el que estarán prohibidos los voladores y que obligará al cierre de 101 calles dentro de la capital.

Las autoridades manejan algunas previsiones que indican que la peregrinación culminará en la catedral en torno a las 19.00 o 19.30 horas, pero insisten en que se trata de estimaciones basadas en anteriores años y en que todo dependerá de la cantidad de gente que participe y del ritmo que lleve la marcha.

El obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases, destinará gran parte de los cepillos durante los 15 días que la patrona permanecerá en la Catedral a Cáritas, que ha visto triplicar el dinero para ayudar a las familias más necesitadas de 1,2 a 3,7 millones de euros desde el inicio de la crisis en 2007.

Un hospitalito

El Obispado estima que se superará las cifras de la anterior bajada que tuvo lugar en el año 2000. A lo largo del día seguirán la peregrinación entre 150.000 y 200.000 personas. El alcalde de Teror, Juan de Dios Ramos, confia en el civismo, pero también en su colaboración y participación. Y la delegada del Gobierno en Canarias, María del Carmen Hernández Bento, espera que discurra la jornada de forma tranquila y que la entrada a la capital se convierta también en una fiesta. Mientras, el vicario, Hipólito Cabrera, se sumó a esas peticiones, al demandar a los asistentes cordura y el cuidado del paisaje en el recorrido.

El dispositivo prohíbe el lanzamiento de voladores para evitar incendios, y contempla la participación de casi 700 personas. Entre ellos, 282 agentes de la Policía Nacional, 55 de la Guardia Civil, 75 de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria y otros 15 de Teror, y la misma cifra de la Policía Canaria. A esto se suman otros 230 integrantes de Cruz Roja, Protección Civil y del Servicio Canario de Salud. "No es nada normal, pero este es un evento muy importante y popular", sentenció Hernández Bento, quien auguró de que iba a ser "un día grande".

El despliegue contempla un hospitalito para atender posibles lesiones en Tamaraceite, que luego se trasladará al entorno de la Catedral, junto a doce ambulancias y cuatro patrullas de socorristas, que acompañan la caminata.

Además de las carreteras que se irán cerrando al tráfico para permitir la bajada de la imagen por la carretera GC-21 hasta el límite con la capital, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria prevé el corte de un total de 101 calles en el itinerario hasta llegar sobre las 19 horas a Santa Ana, según las estimaciones de la organización. Y para ello irá informando desde el portal oficial en Twitter de la Policía Local.

Cuatro millones recaudados

La anécdota la protagonizó el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, que veía a su compañero Juan de Dios Ramos algo nervioso en la presentación que tuvo lugar este pasado miércoles. Cardona quiso tranquilizarlo y aseguró que "vamos a cuidar a la Virgen" durante los 15 días en los que permanecerá en la Catedral. En este sentido, Cardona anunció que la ciudad "recibirá con los brazos abiertos a nuestra patrona", y resaltó que es un acontecimiento que traspasa la frontera de la religión.

Lejos de lo que puede ser la bajada y el "encuentro de caminos entre los físico y lo espiritual", el Obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases, destacó que buena parte de los cepillos que se recojan durante estos días irán a "la protección" de Cáritas, para ayudar a las familias más necesitadas. Cases señaló que "aunque se habla de la salida de la crisis, hay muchas miles de personas que no lo han hecho, y que sólo saldrán cuando vivan de otra forma". Y comparó el trabajo de la entidad con el que hacía María, que era "ayudar a los más necesitados".

El Obispo recalcó el esfuerzo especial que han realizado la sociedad, que ha llegado a triplicar su aportación en estos malos años. Como ejemplo, apuntó que los ingresos propios (sin contar las subvenciones oficiales) pasaron de 1,2 millones en el año 2007 a los 3,7 millones en 2013, lo que supone triplicarlos.